Mikel INSAUSTI
Crítico de cine

Capitán Von Trapp

Los actores de carácter fuerte han solido ser los mejores, y el canadiense Christopher Plummer no era una excepción. No creo que se dejara psicoanalizar, ni que hiciera caso a quienes sostenían que su trauma de infancia tuvo que ver con la ausencia paterna, ya que se crió con su madre en Montreal. Pero la que mejor le conoció y supo suavizar su mal pronto fue la bailarina y actriz Elaine Taylor, una chica Bond que le apartó de las barras de bar y le ayudó a reconciliarse con su hija Amanda, una fascinante actriz nunca suficientemente valorada. Te recuerdo Amanda como la más potente de las secundarias, haciendo siempre honor al apellido familiar.

El señor Plummer tuvo que soportar hasta su muerte el pasado viernes la fama de su personaje más odiado, el del capitán Von Trapp, de la película de Rober Wise “Sonrisas y lágrimas” (1965), y cuyo título original era el de “The Sound of Music”, aunque él prefería llamarla “The Sound of Mucus”, porque el público salía gimoteando y moqueando de la sala. Pero hete aquí que lo que en el pasado podía ser visto como un melodrama familiar y lacrimógeno, en estos tiempos conservadores vuelve a revalorizarse e incluso pasa por ejemplarizante. Más aún desde que por las redes circula el gif con el momento en que el protagonista rasga la bandera nazi, y que ya se ha convertido en un icono del antifascismo.