Pese al intento de frenarlo con la cesión de Rezusta para el Parejas, el desequilibrio deportivo entre Aspe y Baiko de los últimos años estaba poniendo en peligro el peculiar ecosistema de la mano profesional y la reorganización del cuadro ha comenzado repentinamente y de la forma más abrupta, con el cambio de empresa del campeón manomanista, Erik Jaka, que ayer mismo se desvinculó de Aspe, con la que jugará su último partido el 24 de abril en el Adarraga, para debutar con su nueva camiseta una semana después, en un lugar por concretar.

Dentro de las peculiaridades del mundo pelotazale, el cambio de aires del de Lizartza es una operación en la que las tres partes obtienen su beneficio. En el caso del pelotari, que tenía contrato con Aspe hasta mayo de 2022, mejora su contrato sustancialmente con una nueva relación hasta finales de 2024 y llega a su nueva empresa con estatus de primer espada, que no era tan claro en Aspe con Altuna III y Ezkurdia.

Baiko, por su parte, cubre de esta forma el vacío que el cada vez más cercano adiós de sus estrellas Aimar Olaizola y Oinatz Bengoetxea dejarán en su despedida, además de contar con la condición de cabeza de serie del guipuzcoano en el Manomanista y el Cuatro y Medio.

Y por último, en un deporte en el que rentabilizar los títulos es una quimera, la tesorería de Aspe se lleva un respiro, pues tener que soportar las nóminas de tantos campeones se estaba convirtiendo en un problema.

Ahora bien, el de Jaka puede ser solo el primero de una serie de cambios que se vislumbran en el horizonte. Rezusta, con el que debutó, podría seguir sus pasos y está por ver lo que sucede con Laso y Víctor, que podrían tomar el camino inverso.