Texto: Joseba SALBADOR

De carniceria de toda la vida a alojamiento turístico accesible

La carnicería Aldasoro de Altsasu cerró sus puertas en 2019 por jubilación de sus propietarios, quienes en poco tiempo lo han reconvertido en un alojamiento turístico accesible y adaptado. Una reinvención que contribuye a mantener la vida económica de este municipio de Sakana.

Renovarse o morir. Es el lema que ha seguido la familia Aldasoro Galán: Juan José y Josefa, y sus hijos Joseba y Elena. Los primeros han regentado hasta fechas recientes la carnicería Aldasoro, un negocio heredado de sus padres y que han mantenido durante cuatro décadas.

«Mi padre Eugenio era un pastor del caserío Urrizti de Etxegarate que, al poco de casarse –explica Juanjo–, decidió junto a mi madre Catalina, de Urrestilla, poner una carnicería en Altsasu, allá por 1956. Nosotros, desde pequeños hemos conocido siempre el oficio y cuando mis padres se jubilaron, en 1978, mi mujer –que con 13 años vino de Cáceres– y yo cogimos las riendas del negocio».

Desde entonces, y durante cuatro décadas, la carnicería ha seguido dando servicio a toda una generación de altsasuarras, aunque también se ha dado a conocer fuera de este municipio por los premios obtenidos en diferentes concursos de txistorra y de chorizo cocido. Y también por los platos elaborados, de los que se encargaba Josefa y que dieron un importante impulso al negocio tradicional.

En el año 2019, sin embargo, llegó la hora de la jubilación y el dilema de qué hacer con la carnicería, ya que los hijos habían dirigido sus pasos hacia otros derroteros profesionales, aunque Elena sigue ligada al comercio local con la librería Arkatz.

«La verdad es que hubo quien se interesó por coger en traspaso la carnicería, pero por diversos motivos no pudieron hacerlo, y entonces Joseba y Elena pensaron darle una vuelta al negocio», explican Juanjo y Josefa.

Después de una reforma en profundidad, el local se ha reconvertido en un alojamiento turístico que consta de dos habitaciones dobles con baño y una cocina-salón equipada, con capacidad máxima para cinco personas. «Nuestra idea era ofrecer un servicio de calidad, y por ello le hemos dado mucha importancia a la amplitud de los espacios», señalan los propietarios.

Accesible y adaptado

Inaugurado el 7 de julio pasado, una de las principales características de este alojamiento es su accesibilidad. «Por una parte, hemos aprovechado que está al ras de la calle para hacerlo accesible. Pero al mismo tiempo, hemos diseñado el interior para adaptarlo a las personas con movilidad reducida, con muchas propuestas que nos han hecho, como la altura de lavabos o la eliminación de obstáculos».

Aunque en un principio pudiera parecer que la atención del negocio es cosa de los más jóvenes, lo cierto es que los cuatro se reparten las tareas tanto de limpieza como de control de reservas, atención a los clientes y promoción en redes sociales. Una reinvención del negocio que, sin duda, contribuye a mantener la actividad económica de este municipio de Sakana.