Ilusiones
Acaban de salir las listas de finalistas a los Premios Max y en cada delegación territorial de la SGAE sacan a relucir los que han llegado a este punto de la ilusión pertenecientes a su comunidad autónoma ¿Es mucha, poca, adecuada, suficiente, ilusionante la representación de finalistas vascos? El día 6 de junio cuando se proclamen los ganadores se sabrá. La criba realizada desde que se supo la extensa lista de candidatos a la de la terna de finalistas, en su globalidad, asienta una tendencia a la elección de valores seguros, algunos de ellos incuestionables, que se puede asegurar que se llevarán la inmensa mayoría de los premios en los rubros donde han sido proclamados finalistas.
En otros campos la incertidumbre es mayor. Estamos hablando de unos premios convocados por una entidad privada que concurren las obras cuya autoría esta registrada y es socia, quedan excluidos un porcentaje de espectáculos que circulan, algunos de ellos con cierto éxito. Por esta circunstancia desde la Academia Española de las Artes Escénicas, desde su fundación se pretenden crear unos premios que sí acojan a todo lo que se hace sobre los escenarios. Es una lucha de intereses no del todo entendible, porque deberían confluyentes. Organizar unos premios de esta envergadura requiere de infraestructuras y financiación, no solamente de voluntad. De momento, los Max empiezan a tener repercusiones contractuales posteriores positivas.
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