El Ibex echó ayer el freno presionado, otra vez, por las fuertes caídas de Wall Street, que marcaba el miércoles mínimos anuales y sigue sin encontrar argumentos para detener la sangría. Los motivos son claros. Los miedos crecen entre los inversores, que están anticipando una ralentización del crecimiento económico en un escenario inflacionista. Además, temen que la subida de los tipos de interés, ya en marcha en Estados Unidos y más cerca en Europa, terminen provocando una recesión. Por ahora, los valores tecnológicos aparecen como los grandes damnificados del giro hacia la normalización de la política monetaria.

Esta debilidad de Nueva York contagió al Ibex, que borraba buena parte de la subida de la víspera en otra sesión marcada por la volatilidad. Hoy saldrá con 8.200,40 puntos, tras ceder un 1,35%. Los números rojos se extendieron por París (-1,01%), Fráncfort (-0,64%), Milán (-0,67%) y Londres (-1,56%).

Todos los mercados están pendientes del derrumbe de Nueva York, donde ayer se volvían a registrar descensos a la hora del cierre en Europa. Solo el Nasdaq 100, que se desplomó más de un 3% el miércoles, amagaba con sostenerse en la zona de ganancias. En lo que va de año, el Nasdaq baja más de un 27%, mientras que el S&P 500 y el Dow Jones ceden un 18% y un 13%, respectivamente.

En el Ibex, se destacaba Telefónica (+2,64%), que logró un beneficio de 706 millones de euros en el primer trimestre, un 20,3% menos. No obstante, los resultados batieron las expectativas del mercado. En el lado contrario, Naturgy (-6,67%), castigado después de anunciar ganancias de 347 millones de euros, un 9,4% menos que un año antes. De los grandes valores, Iberdrola (-2,25%) y Repsol (-1,86%) fueron los peores.