Arnaitz GORRITI
Interview
MADELEN URIETA
ENTRENADORA DE KUTXABANK ARASKI

«Hay que encontrar esas piezas que conecten con el ‘yo al servicio de nosotras’»

Lesiones, parones por la covid-19, jugadoras que no han funcionado... Araski ha encadenado su segundo año sin Copa ni play-offs, dando su peor cara en casa. La de Amurrio afronta la próxima campaña como un «reseteo» en la plantilla para volver a la carga.

La vida «después» de la pandemia de la covid-19 no es sencilla para Kutxabank Araski. Justo antes del parón, el cuadro gasteiztarra había alcanzado las semifinales de Copa.

Pero aquel bonito sueño se apagó con la llegada de la pandemia y aunque a trancas y barrancas, la vida ha seguido, el caminar de Kutxabank Araski ha sido más bien gris. El cuadro de Madelen Urieta enlaza ya dos temporadas en las que, si bien ha garantizado la permanencia en la élite con holgura, no ha podido clasificarse ni para la Copa ni para los play-offs. Y para más inri en esta campaña 2021/22, mostrando una falta de regularidad alarmante y, por si fuera poco, encajando una serie de dolorosas palizas, muchas de ellas en Mendizorrotza, que ha dejado de ser un fortín.

¿Cómo hay que analizar esta campaña 2021/22?

No voy a usar excusas en ningún momento, pero creo que ha sido un año muy duro para todos. El primer año de la pandemia estábamos... no preparados, pero sabíamos que iba a ser duro. Pero en el segundo año, cuando parecía que todo iba a ir bien, no ha sido así, empezando con poder llenar «Mendi» desde el principio, porque casi hasta febrero no ha podido haber gente. Con la covid-19, el continuo «para-arranca...», cada semana con la incertidumbre de a ver qué sale en las pruebas...

Luego además, hemos tenido muchos problemas de lesiones, donde hay que hacer autocrítica de qué no hemos hecho bien para que haya habido tantas lesiones, algunas de ellas evitables. Y a nivel deportivo, no hemos sido nada regulares no ya durante la temporada, sino en el mismo partido. Y en mi caso, no he dado con la tecla para que no pase.

Han salvado la categoría con holgura, ¿pero eso no basta?

A ver, somos ambiciosas y yo nunca empiezo la temporada diciendo que el objetivo es la permanencia; ni la Copa; ni los play-offs... Mi objetivo es el siguiente entrenamiento porque el día de hoy es el más importante. Es la única forma de crecer como equipo y como club.

No han tenido balance positivo de victorias-derrotas ni una jornada.

Tuvimos una buena racha de partidos y hemos estado igualadas, pero el siguiente siempre nos ha tocado perderlo y bueno, esto es un aprendizaje continuo. Lo más positivo sigue siendo que estamos en Liga Femenina un año más, que cada vez va a ser más caro.

¿Habrá muchos cambios respecto de este año?

Sí. Tenemos una idea de la gente que queremos que siga aunque ahora mismo no pueda decir nombres ni números exactos. Evidentemente, no solo es decisión nuestra, pero prevemos que habrá bastantes cambios.

¿Afrontan un cambio de ciclo?

No porque haya sido una mala temporada tiene que haber un cambio de ciclo. Es más, no siempre los cambios de ciclo vienen por malas temporadas, sino al contrario. Por la identidad del club y por lo que queremos representar en la ciudad, nos ha faltado algo de las jugadoras y del equipo. Por eso, creemos que estamos en un final de etapa y por eso, buscamos un poco de savia nueva y fresca.

En esa irregularidad, ¿ha podido influir no poder contar casi nunca con las bases Izaskun García y Asurmendi sanas?

Sin duda. Sobre todo en el inicio de la temporada, ha sido una de las claves. Se lesiona Izaskun García, que es la jugadora que transmite esa intensidad, esa garra y no dar un balón por perdido. Cuando se lesiona tu timón, o uno de ellos, como más tarde María, pues el equipo sufre porque tienes que cambiar la identidad del equipo. El equipo se ha amoldado mejor a Izaskun que a María, aunque esta es una grandísima directora de juego.

Arrate Agirre nos ha echado una mano porque es una jugadora un poco más parecida a Izaskun y nos ha permitido jugar con ese descaro.

A propósito de Arrate Agirre. Su trabajo es de maestra de escuela; por tanto, ¿es miembro del primer equipo o no?

Arrate no está en el primer equipo. Es una jugadora de Primera Nacional –en el momento de publicarse la entrevista, juega la fase de ascenso a la Liga Femenina 2–, aunque por nivel sería titular en el primer equipo.

¿Es una cuestión económica?

Es una cuestión de realidad. Ella tiene una estabilidad como profesora y siente que en ese trabajo tiene más futuro que siendo jugadora. Evidentemente, cuando ha estado en el primer equipo, ha sido remunerada en condiciones económicas buenas. Asimismo, se le ha respetado que no pudiera acudir a muchos entrenamientos. Intentamos ser flexibles para que ella pueda compatibilizar las dos cosas. Pero a nivel mental, físico y emocional, es muy duro trabajar tus ocho horas y luego venir a entrenar. Intentamos que ella pueda estar lo que quiera y pueda.

En ese sentido, a nuestras jugadoras gasteiztarras les ponemos una «bandeja» para que «elijan» el formato en el que pueden estar. Están comprometidas al 100%, que sabemos que lo que nos dicen que van a poder hacer, es lo que hacen.

Cristina Molinuevo ha estudiado una carrera de Medicina a la vez que ha sido jugadora y hubo uno de los años en los que estuvo estudiando en el que solo venía a entrenar los viernes por el primer equipo. Son cosas que no se conocen y ojalá no tuvieran que pasar. Pero la realidad del deporte femenino es que no tiene esa sostenibilidad.

El objetivo de Kutxabank Araski, y no de cualquier modo, no es ser un club profesional, pero por supuesto que nuestro equipo de Liga Femenina es profesional. Pero cuando Molinuevo solo podía entrenar un día, era una profesional. ¿Qué pasa? La realidad del deporte femenino es dura. Es una barrera que tenemos que ir saltando... rompiendo... destrozando...

Han combinado actuaciones de MVP –Dongue, Atkinson, Katja Zec...– encajando palizas que nunca se habían visto.

Hemos tenido a Leia Dongue que sí que nos ha aportado muchísimo, sobre todo en lo físico. También hemos tenido a Tanaya Atkinson que ha sido la máxima anotadora de la Liga –16,4 puntos de media–.

Pero ha faltado algo de colectivo. Nunca habíamos tenido tantos partidos de esos de caernos por completo como equipo. El aspecto mental influye mucho; el gestionar esos momentos en los que no te sale nada. Nos hemos caído demasiadas veces sin entender el motivo para ello, pero las mejores lecciones te las dan estas temporadas.

¿Por ejemplo?

Que hay que mezclar mejor las fichas. Tienes que encontrar ese equilibrio de jugadoras que tengan el carácter para levantar al equipo en los malos momentos, jugadoras ambiciosas que quieran los balones en los momentos calientes y también que se identifiquen con el proyecto para defenderlo allá donde vayan.

No es que no haya habido esas características en la plantilla. En ese caso hubiéramos descendido, como Clarinos Tenerife.

El equipo no ha tenido falta de talento. En la gestión de las emociones, cuando las cosas iban bien el equipo ha funcionado solo; en cambio, cuando las cosas se han puesto feas, el equipo se ha caído, que es lo que más dolor me causa.

Esa ha sido una de las señas de identidad de Araski en toda su historia: agarrarse a los partidos. Este ha sido el año donde más nos ha costado hacer un fortín de «Mendi». ¡Nadie se hace a la idea de cuánto me fastidia eso! Pero lo hemos intentado todo, y también diré que, en cuanto al nivel de los entrenamientos, este ha sido el mejor equipo, pero no ha sido capaz de trasladarlo a los partidos.

¿Qué pierde Araski con la marcha de Laura Pardo?

Nunca tendremos una jugadora así: inteligente, que siempre lo da todo en el equipo –lo que se ve en la pista, no es ni el 1% de lo que ella aporta en el vestuario–, cómo siempre está para ayudar y siempre piensa en la de al lado. Hemos sido muy afortunadas de haber tenido una jugadora como ella y haremos lo posible para que siga vinculada.

En este reseteo, ¿cómo deben ser las nuevas jugadoras?

Con carácter, que les gusten los momentos calientes. Queremos unas jugadoras que, cuando entren en un proyecto, lo defiendan como si fuese suyo. Creo mucho en las conexiones y tenemos que encontrar esas piezas que conecten, ese «yo al servicio de nosotras».

¿Se replantea su forma de entrenar tras esta temporada?

Es muy importante que nos adaptemos a las virtudes de las jugadoras, por mucho que cada entrenador quiera poner su sello. Creo mucho en ese equilibrio; conseguirlo es lo que hace que las cosas funcionen.