Desde su fundación la Mancomunidad Vasca ha mantenido una clara vocación social. Entre sus primeras decisiones está la creación del Centro Intercomunal de Acción Social para atender las necesidades de las personas mayores, de las personas con diversidad funcional y hacer frente a los efectos de la precariedad. Una ambiciosa misión para la que, entre otras cosas, organizó el Observatorio sobre la Precariedad. Su objetivo es conocer mejor las situaciones de precariedad, las causas que la provocan y el modo de afrontarlas.

Este observatorio ha dedicado su primer trabajo a la crisis habitacional. Es una decisión acorde con la demanda de la ciudadanía, cuyo reflejo más reciente fue la importante movilización de Baiona en noviembre, a la que habría que sumar varias ocupaciones contra la especulación. En ese contexto, la propia Mancomunidad aprobó hace un año el Plan Local de Vivienda para los próximos cinco años en el que se prevé la construcción de 2.646 viviendas, el 45% de ellas sociales, priorizando la construcción en el interior frente a la costa. A pesar de todas las iniciativas desarrolladas, el Observatorio ha puesto de relieve las enormes carencias que todavía existen. Más de 1.361 personas precisan una vivienda; un tercio de estas corresponden a familias con menores a su cargo; y al menos 250 personas se ven abocadas a vivir en la calle debido a las largas esperas para acceder a una plaza en los centros de acogida. Todo ello sin considerar a las personas demandantes de asilo, cuya problemática no trata el informe.

El documento no se limita a describir la situación, sino que también enumera las cuestiones a resolver de manera urgente. Entre ellas, apunta la escasa oferta de vivienda temporal y la importante demanda de vivienda social, lo que ha empequeñecido el parque existente. En conjunto, el informe del Observatorio señala las principales prioridades para terminar con la precariedad habitacional. En ese sentido es también un emplazamiento a actuar dirigido a toda la comunidad vasca. Una buena herramienta.