Marijaia puede con Gaueko en la noche bilbaina
Gaueko, el rey de la noche y las tinieblas en la mitología vasca, se lo pasaría en grande en la Aste Nagusia bilbaina con tanto concierto, txosna, baile y desfase. Sin embargo, en este caso la noche, como el día, es para los humanos y humanas. También es verdad que alguno se asemeja más a un ser mitológico a altas horas de la noche. Por si acaso, ahí está Marijaia con su ejército de comparseras.

Se va poniendo el sol y la zona de txosnas comienza a abarrotarse de gente. Si durante el día son los concursos gastronómicos, las comidas populares, los talleres, los juegos y las fanfarrias las que han dinamizado la fiesta, la noche la protagonizan los fuegos artificiales, los conciertos y la música en las txosnas. Aunque también hay quien prefiere seguir en el ambiente de poteo por los bares de Alde Zaharra.
Para algunos es una vuelta a empezar a darle al frasco, y al de unos días cuesta volver a reencontrarse con él. Otros ya han hecho ese reencuentro al mediodía, y ya solo consiste en seguir hasta que aguante el cuerpo o las ganas. También hay quien se toma alguna noche de descanso y no sale, ganándose a veces el enfado o algún vacile de la cuadrilla. La que siempre hace alguna aparición en la noche es Marijaia.
Fuegos artificiales
La oferta musical es amplia. Para las 20.00 ya hay algún concierto en alguna txosna, pero después viene el parón de los fuegos artificiales. A las 22.30 se apagan todas las luces, los músicos bajan del escenario y las txosnas silencian la música y dejan de servir. Hay alguna que, minutos antes, toca las campanas para avisar al que tenga el trago a punto de acabarse. Estar 15 o 30 minutos sin beber puede suponer un drama para alguno…
El Ayuntamiento recomienda la margen izquierda de la Ría, desde la calle Navarra hasta el paseo de Uribitarte, como la zona con mejor visibilidad para disfrutar del espectáculo. La plaza del Arriaga, la de Ernesto Erkoreka, el Campo de Volantín, el parque Etxebarria y Uribitarte son otros de los lugares que suele elegir la gente para no perder detalle. Algunos prefieren lugares más íntimos y suben al conocido mirador de Artxanda.
La compañía pirotécnica Turis, de Valencia, fue la encargada de abrir la XXX edición del Concurso Internacional de Fuegos Villa de Bilbao y hacer disfrutar al público el sábado. Los siguientes días fue el turno de Orzella Fireworks (Italia), Pirotecnia Zaragozana y Pirotecnia López (Galicia). Hoy será el turno de la francesa Ciels en fête. La Pirotecnia Esteban Martin y la Pirotecnia Valenciana cerrarán el certamen mañana y pasado, respectivamente.
Una vez terminados los fuegos, la zona festiva vuelve a recuperar su esencia. La música vuelve a sonar y se reactivan los conciertos. El que no lo haya hecho todavía, aprovecha este momento para cenar algo. Aquí también hay variedad y cada txosna tiene su propia oferta: bocatas, pizzas, sandwiches…
Conciertos
En teoría, los conciertos más multitudinarios son los que organiza el Ayuntamiento en Abandoibarra y Parque Europa. Mikel Urdangarin, Victor Manuel o El Drogas ya han pasado por ahí, y en los próximos días lo harán La Oreja de Van Gogh, Ana Mena, Bulego o ETS. En la plaza Circular también hay verbenas todas las noches.
Los conciertos de las txosnas son otra opción. Entre otros muchos, Akatz y Skabidean agitaron la noche en Algara, y el lunes los aguraindarras Dupla llenaron el escenario de Euskalgunea. También el joven grupo bilbotarra Amooma ha puesto ya a Kaskagorri en ambiente.
Según van pasando las horas, los escenarios se van vaciando y la música empieza a sonar por los altavoces de las txosnas. Suben los grados de alcohol en el cuerpo, y con ello el desfase. El que no quiera despertarse al día siguiente lleno de purpurina será mejor que no se acerque por Pinpilinpauxa. Habrá alguno que a mediados de setiembre todavía esté encontrando estos polvos por su ropa o en casa. Otras txosnas también tiran confeti o serpentinas, pero estas son más fáciles de quitar, a no ser que te caiga dentro del vaso.
Rock, rap, reggeton, punk… suena de todo por los bafles. El sábado estaba todo abarrotado, los y las comparseras no daban abasto sirviendo, y eso que los turnos eran bastante numerosos. Entre semana se nota que hay menos gente.
Sobre las siete de la mañana, las txosnas apagan la música y poco a poco dejan de servir al personal. A algunos les sorprende la luz del sol, pero la sorpresa es mayor cuando aparecen las patrullas de Bilbogarbi. Un trabajo imprescindible para que la gente pueda disfrutar de las jaias más de un día. Es hora de irse a casa a descansar, pero hay quien no desiste y busca donde seguir la juerga.

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