Un proyecto de convivencia vial que no es del agrado de Andoain
La Diputación de Gipuzkoa ha presentado un plan que prevé mantener la N-I en el núcleo urbano de Andoain, pese a que ya se aprobó su exteriorización. El Consistorio ha rechazado el proyecto mediante una moción presentada por una plataforma vecinal. El «proyecto de convivencia» foral no agrada a las y los andoaindarras.

La pasada semana fue intensa en Andoain. El revuelo empezó el lunes 12, cuando en un pleno extraordinario la Corporación municipal aprobó la moción propuesta por una plataforma ciudadana que en la que se pedía a los grupos políticos que solicitaran a la Diputación «paralizar» el proyecto denominado C2 que presentó para, en palabras de los responsables forales, la «mejora de la conexión» de las carreteras A-15 y N-I en Andoain, que mantiene el actual trazado interurbano de esa última vía y el problemático nudo de Bazkardo. La plataforma aboga por descartar el plan de la Diputación porque, dice, «entra en colisión» con el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) vigente, donde se establece el proyecto de sacar esta carretera del núcleo urbano.
La moción de la plataforma vecinal, que se formó en esta localidad con la finalidad de «definir e impulsar una solución válida y sostenible» a esta infraestructura, recogía otros puntos dirigidos a los socios del gobierno municipal (PSE y PNV) y a los grupos de la oposición (EH Bildu y Elkarrekin Podemos). El texto les instaba a que consideren el proyecto denominado C2 «como una barrera irreversible que imposibilitaría futuros desarrollos, tanto urbanísticos como de movilidad interna urbana, que permitirían actuaciones de mejora sustanciales tanto en el ámbito social como en el comercial o industrial». Pedía que se ciñan al PGOU aprobado en 2011 e impulsen un trazado «actualizado» para la N-1 y las conexiones con la A-15. Y exigía, además, que el Ayuntamiento requiera a la Diputación que, en tanto se dé solución al problema, instale paneles acústicos en las zonas de Andoain que se ven afectadas por el ruido de la carretera: Buruntza, Mimendi, Aita Larramendi ikastola, zona deportiva de Ubitarte, Karrika y Sorabilla.
La moción fue aprobada con el voto a favor de todos los grupos políticos a excepción del PNV, que se abstuvo.
La Diputación no tardó en responder al Consistorio -el mismo martes- y decir que la demora en la instalación de soluciones acústicas en la ikastola es responsabilidad del Consistorio y no suya, porque hasta que el Ayuntamiento no ceda los terrenos no puede empezar con la licitación de la obra. Resulta curioso que la Diputación muestre ahora tanta celeridad cuando los vecinos y vecinas de Andoain llevan décadas pidiendo estas pantallas.
La respuesta municipal, por boca de la alcaldesa Maider Lainez (PSE), llegó al día siguiente: «Es inaceptable que en estos momentos la Diputación quiera responsabilizar al Ayuntamiento, cuando hasta ahora no ha hecho nada». Reclamó a la entidad foral que atienda a lo que ha pedido la ciudadanía, que «ya ha manifestado alto y claro que está en contra del proyecto». Sobre la cesión de los terrenos, argumentó que el Gobierno municipal estaba esperando a terminar de recibir las alegaciones pertinentes. Unas horas más tarde el grupo municipal del PNV, en línea con la Diputación, afirmaba que «el retraso deliberado en el desarrollo del proyecto es consecuencia de la iniciativa exclusiva de la alcaldesa Maider Lainez y del partido socialista del gobierno municipal».
Mientras se cruzaban acusaciones entre instituciones públicas y se enquistaba un debate mayor con las pantallas acústicas, la plataforma ciudadana, que empezó a movilizarse a finales de julio contra el proyecto de convivencia C2, conseguía más avances en su pelea por la exteriorización de la N-I: redactó un extenso informe de alegaciones, de un total de 23 páginas, avalado y firmado por 451 vecinos de la localidad. El mismo miércoles presentaron el documento ante la Diputación.
PROBLEMAS DEL ACTUAL TRAZADO
Fue una semana intensa en Andoain (que prosiguió el fin de semana con cruces de declaraciones entre las formaciones políticas), pero los problemas derivados con los enlaces de la carretera A-15 con la N-I vienen de atrás. Inaxio Pérez de Eulate, uno de los impulsores de la plataforma vecinal, despliega para GARA una fotografía de una carretera a la altura de la calle Mimendi que data de 1940. Ese mismo trazado es hoy la N-I, la misma que, al menos desde la década de los 80 del siglo pasado, muchas voces del pueblo exigen que se saque del núcleo urbano. Porque en 1940 no había viviendas alrededor de la antigua carretera, pero a partir de los 70 se empezó a construir un entorno urbano. Entonces circulaban a diario unos 2.000 vehículos, según Pérez de Eulate; ahora son 70.000, según la Diputación.
Esto provoca numerosas afecciones a los vecinos y vecinas de Andoain, recogidas en el informe del arquitecto municipal. La principal, la contaminación acústica, el ruido, que supera los límites legales establecidos, tanto en zonas residenciales como en la zona de Allurralde, a orillas del Oria, donde se ubica la ikastola Aita Larramendi y dos complejos deportivos. «Esta zona se urbanizó porque ya existía la idea de sacar el tráfico de allí», explica Pérez de Eulate. La N-I, tal como está ahora y proyecta la Diputación, también causa graves afecciones atmosféricas.
La travesía de la N-I a su paso por Andoain genera además problemas más estructurales, como -según dice el informe- «un fortísimo efecto barrera que cercena e impide la vertebración» de la localidad. «Tenemos la N-I en un lado y el tren en el otro. Andoain no tiene centro, y todo esto imposibilita la vida comercial, las relaciones sociales, la cohesión...», añade este portavoz de la plataforma.
EL C2 Y SUS AFECCIONES
Aunque el gabinete de prensa de la Diputación no ha respondido al requerimiento de GARA para que presente su plan, el informe del arquitecto municipal detalla los puntos clave del proyecto de convivencia C2 y las afecciones que podría provocar. El plan mantiene la N-I en el núcleo urbano, pese a que el proyecto que contemplaba exteriorizar la carretera desde Bazkardo (norte de Andoain) a Sorabilla (suroeste) ya había sido aprobado en 2011. En 2017 la entidad foral se echó para atrás; al parecer, el proyecto que se aprobó con el PGOU con un presupuesto de 120 millones de euros le parecía caro. «El TAV, la Supersur, los túneles de Artxanda… ¿no son caros?», pregunta Pérez de Eulate.
El C2, según el ente foral, persigue el objetivo de «aumentar la seguridad en la conexión y dotar al enlace de una mayor capacidad para evitar y mitigar las retenciones». Con un presupuesto de 75 millones de euros, plantea construir un viaducto en Bazkardo, en la conexión de la A-15 con la N-I, entre el caserío Elizalde Aundi hasta la altura de la empresa Sapa.
Además, el proyecto plantea la rectificación de la curva a la altura de la ikastola, lo que conllevaría el acercamiento (aún más) de la plataforma viaria al recinto educativo. Justo después, la curva a la altura del polideportivo se trasladaría hacia las campas interiores de Allurralde para ampliar el radio de curvatura. Para ello, la Diputación expropiaría más de 15.000 m² de terreno al caserío Allurralde Berri.
El proyecto prevé ampliar la plataforma viaria también en la zona de Buruntza, lo que obligaría a demoler varias edificaciones, entre ellos el caserío Elizalde Aundi, incluido en el Catálogo de Patrimonio Urbanístico del PGOU.
En la zona del casco urbano de Sorabilla, la institución foral pretende ampliar la N-I a cuatro carriles, modificar el enlace de la carretera nacional y el acceso al barrio. Esto «supone un aumento de las afecciones y problemáticas que actualmente soporta la zona», reza el informe.
Por estas y otras razones, este dictamen del arquitecto municipal pide trasladar a la Diputación «la oposición al proyecto presentado [...] y que se retome el estudio de la opción de una variante exterior, como alternativa que resolvería de manera completa la problemática y afecciones existentes».
LAS PERSONAS, EN EL CENTRO
El Ayuntamiento y gran parte de las y los andoaindarras ya han expresado su rechazo al proyecto foral y remarcan la necesidad de externalizar el actual trazado del núcleo urbano y compatibilizarlo con los objetivos marcados en el PGOU, en tanto que sea sostenible y «respetuoso con los intereses de las personas», señala Pérez de Eulate. «El punto de partida sería redimensionar los actuales tráficos y actualizar los futuros proyectos en base a los tráficos naturales», añade.
Las ventajas de retirar la N-I del interior de Andoain serían importantes, apunta el integrante de la plataforma ciudadana. «Se crearían bulevares urbanos, el trazado de la actual N-I se podría convertir en una vía urbana que descongestionaría de tráfico la actual trama de calles que cumplen esa función, como Larramendi, Zumea, Calle Nueva hasta Goiko Plaza o Makaldegi. Permitiría desarrollos comerciales sustanciales y planeamientos de movilidad no motorizada». Pero sobre todo, Pérez de Eulate destaca que permitiría «poner a las personas en el centro, y no el tráfico».
La forma de trazar una carretera fuera del núcleo urbano habría que consensuarla entre los diferentes agentes implicados, incluyendo a vecinos y vecinas, considera Inaxio Pérez de Eulate. Pero ahora lo urgente para la plataforma vecinal es sacar fuera la N-I.
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