Marcel PENA

Juanan Aranguren, otra de las muertes oculta tras la versión oficial

Un acto recordará hoy en Deustu los 50 años de la muerte en Urdazubi de Juan Antonio Aranguren, “Iharra”, cuando intentaba pasar a Lapurdi junto a otros dos militantes de ETA. Egiari Zor lamenta que la Ley de Secretos Oficiales impida aún conocer las verdaderas circunstancias de su muerte, ocultas tras la versión oficial.

Homenaje a Juan Antonio Aranguren Mujika, “Iharra”, en Urdazubi por parte de su familia, el día que se cumplían 50 años de su muerte.
Homenaje a Juan Antonio Aranguren Mujika, “Iharra”, en Urdazubi por parte de su familia, el día que se cumplían 50 años de su muerte. (GARA)

Euskadi barneko muga, odola eta sua/ Belauniko entzun dezagun sasi horien mintzoa». Con estos versos, Telesforo Monzón recordaba en la canción “Iharra” la figura de Juan Antonio Aranguren Mujika, muerto por disparos de la Guardia Civil el 20 de septiembre de 1972, hace ahora 50 años. Contaba con 21 años de edad.

El joven fue sorprendido por agentes de la Guardia Civil del puesto de Urdazubi cuando, junto a los también miembros de ETA Jon Ander Larreategi y Joseba Abaitua, intentaba cruzar la muga en dirección Lapurdi. La versión oficial habló, una vez más, de «un enfrentamiento de miembros de ETA con la Guardia Civil cuando trataban de pasar la frontera», aunque su familia reivindica que la muerte de “Iharra” ocurrió en circunstancias muy distintas. «Nosotros sabemos qué pasó realmente», ha explicado a GARA Nagore Mujika, prima de “Iharra”. «No hubo ningún enfrentamiento, porque apareció tiroteado por la espalda. La familia tuvo muchas dificultades para poder ver su cuerpo», detalla sobre las circunstancias que rodearon su muerte. El joven militante no portaba ningún arma en el momento que fue abatido.

El pasado martes, al igual que cada año, la familia se aproximó a Urdazubi, hasta el sitio en el que mataron a “Iharra”, para recordarlo «en la intimidad». «Queremos mantener viva su memoria y su recuerdo, que lo niños sepan quién fue y que la siguiente generación conozca su compromiso», ha explicado Nagore Mujika, con el añadido de que este año se ha cumplido medio siglo de su muerte: «El vacío sigue ahí, y en el actual contexto tenemos que recordarlo con más fuerza, al igual que a tantos otros que han sufrido en este país».

El del martes no es el único acto que recordará a “Iharra” en el 50 aniversario de su muerte, ya que Egiari Zor Fundazioa ha organizado para hoy otro en Deustu, su barrio. Desde las 18.00, en la plaza San Pedro, habrá un cuentacuentos para los más pequeños de “Herrialde berdea”, libro infantil escrito por el propio “Iharra”. Tras la final del campeonato de pala, a las 19.30 se celebrará el acto organizado por Egiari Zor, en el que denunciarán que «las versiones oficiales y la Ley de Secretos Oficiales siguen siendo un obstáculo para el reconocimiento de quienes han sufrido la violencia de Estado en el contexto del conflicto».

«HERRIALDE BERDEA»

«Lesakatik heldu dira Sararat hiru mutil/ Sasietan izkutatuz bidezka bati jarrai». En 2011 se estrenó el documental “Herrialde berdea”, que toma el nombre del cuento que escribió el joven. En el audiovisual participaron Margari Mujika (su madre), Pedro Mujika (tío) y Ladis Ibarra (amigo de la infancia), entre otros, y junto a la vida de “Iharra” también se recupera la memoria del militante de ETA Jabi Goitia, “Kabi”, fallecido en 1991. Todo impulsado por Nagore Mujika, en calidad de prima y pareja, respectivamente.

El documental también reunió en Urdazubi, casi 40 años después, a Larreategi y Abaitua. Junto a Aranguren, formaban parte de un grupo de 12 personas que intentaba cruzar a Lapurdi. En aquel momento apareció la Guardia Civil, quedando separados de los demás. «Al grupo principal lo dejan y se centran en nosotros tres. Aquí recibimos el primer rafagazo», relata Abaitua desde el mismo punto en el que perdieron de vista a “Iharra” mientras huían. Su objetivo era llegar a Donibane Lohizune para acudir a una asamblea de ETA, algo que la Guardia Civil, según dedujeron, ya sabía. «Luego descubrimos que por este punto solía pasar mucha gente. Tiene pinta de que nos estaban esperando», recuerda Abaitua.

Larreategi, por su parte, rememora la crudeza de aquellos días de septiembre, con otras dos muertes antes de la de Aranguren. El 2 de septiembre de 1972, 18 días antes de que mataran al joven de Deustu, la Guardia Civil también segó la vida a otros dos militantes de ETA en Lekeitio, Joxe Benito Mujika, “Xenki”, y Mikel Martínez de Murgia, “Murgi”. Se da la circunstancia de que “Herrialde berdea”, el cuento, fue ilustrado por el primero, quedando así las historias vitales de ambos unidas para siempre.

PLAZA EN ARRIGORRIAGA

«Zibilek tiro eman dute! Tiro eman dute?/ Tiro eman dute, eta jo dute!». Juanan Aranguren fue inmortalizado también en los versos de la canción “Iharra”, escrita por Telesforo Monzón y cantada por Txikiaren Lagunak en el disco “Herriaren Borroka”. Compuesto por cuatro temas, el álbum recordaba tanto en sus letras como en su contraportada a los seis militantes de Euskadi Ta Askatasuna fallecidos hasta ese momento por disparos de la Policía franquista: Txabi Etxebarrieta, Eustakio Mendizabal “Txikia”, Jon Ugutz Goikotxea “Txapela”, Mikel Martínez de Murgia, Joxe Benito Mujika y el propio Juanan Aranguren.

“Herriaren Borroka” vio la luz de forma clandestina en 1973, poco después de la muerte de “Txikia” en Algorta. Seis años después, en 1979, el Ayuntamiento de Arrigorriaga, localidad natal de su madre, dedicaba a “Iharra” la hasta entonces denominada plaza de Santa Isabel. La plaza Iharra fue una realidad durante 30 años hasta que, en 2010, después de una denuncia de la asociación ultraderechista Dignidad y Justicia, un juzgado de Bilbo ordenó al Consistorio cambiar el nombre a las plazas dedicadas tanto a “Iharra” como a José Miguel Beñaran, “Argala”, fallecido en un atentado del BVE en 1978, por incumplir la denominada Ley de Reconocimiento y Reparación a las Víctimas del Terrorismo. «Lo que a principios de la mal llamada Transición fue posible, hoy día, en lo que denominan ‘plena democracia’, es ilegal», ironiza Mujika sobre el cambio de denominación de la plaza, recordando que sucedió lo mismo con las escuelas del barrio de Abusu que también llevaban el nombre de su primo.

A pesar de ser borrado a la fuerza del callejero del pueblo en el que está enterrado, su familia se encarga de que Aranguren no caiga en el olvido y, cincuenta años después, aquello por lo que luchó siga teniendo sentido. «Euskadi barneko muga, odola eta sua/ Bihar ikusi nahi zaitut, Euskal Herri batua».