Raimundo FITERO
DE REOJO

Saludos de género

Empiezo a descreer de las matemáticas. Es una primera impresión, pero si crece en mi círculo nefrítico esta mala idea de que nos están engañando de nuevo colocando a las matemáticas como una diosa científica, acabaré de nutricionistas aficionado para empezar una revolución que proclama un multimillonario inglés que acusa al capitalismo y al sexo los males de nuestra época. Puede que tenga algo de razón, porque si se follara menos (cosa difícil en algunos territorios) no crecería la población humana sobre la Tierra y todo se iría ajustando. Me retiro a la zona de vermú para ir reflexionando sobre estos asuntos que acabarán siendo cruciales.

Como ferviente seguidor de las evoluciones y tendencias de la prensa y de sus ejecutores llamados periodistas, me ha dejado muy soliviantado una frase emitida por Letizia Ortiz frente a un embajador al que le dice en voz baja: «dame la mano como a un hombre». Vista, escuchada, traducida desde todas las perspectivas, la ya famosa frase dice «como ‘a’ un hombre». Porque si le dijera «como un hombre», estaríamos en otra discusión mucho más barroca. Mi teoría es que la inversión quirúrgica, plástica y de maquillaje que lleva la cuñada de Urdangarin no está como para que cualquiera le de dos besos, o esos roces simulados. ¿Se puede besar a una reina en territorio republicano?

Estoy pensando que me suspendieron por incomparecencia en las clases de diplomacia barata y protocolo, pero ¿se da la mano de forma diferente a un hombre o una mujer? ¿Depende de quién la da o de quién la recibe? Saludos de género.