Gorka IKATZA
UN CÓCTEL SANFERMINERO

AGITADO, QUE NO REVUELTO

(Olga KOCHINA | GETTY)

Aunque el champán es la bebida que en más ocasiones pide James Bond, al agente 007 se le identifica con los cócteles, en particular con el dry martini; y eso que el trago de su invención no es precisamente ese porque le añade vodka y lo llama vesper, en honor a una amante de la que está enamorado.

La bebida, sin vodka, era muy del gusto de otros conspicuos británicos como Winston Churchill o Alfred Hitchcock, que decían que tras verter la ginebra en el vaso era suficiente con echar una mirada a la botella de vermú para que el cóctel estuviera listo. Hemingway, cómo no, lo dejó escrito: una parte de vermú por quince de ginebra. Inapelable.

En cualquier caso, ¿agitado o revuelto? Los expertos en coctelería mantienen la polémica sobre si el vesper o, en su caso, el dry martini debe ser vigorosamente sacudido o simplemente mezclado. Lo cierto es que al espía al servicio de Su Majestad británica le preocupa más bien poco, como cuando tras perder millones de dólares en el Casino Royale de Montenegro el camarero le pregunta que cómo lo quiere, si agitado o revuelto: «¿Acaso tengo cara de que me importe?».

Sencillamente, una respuesta a la medida de quien cuenta con licencia para matar.