Gaizka IZAGIRRE
HERNANI
TÉ NEGRO

Una experiencia difícil de disfrutar

En el año 2000 el cineasta Wong Kar-Wai estrenó “In the Mood for Love”, una obra maestra del cine moderno, donde captura con exquisita sutileza el anhelo y la melancolía del amor no correspondido. Con una dirección visualmente deslumbrante y una atmósfera impregnada de nostalgia, la película convierte lo no dicho en poesía pura.

Cito esta película porque me da la sensación de que Abderrahmane Sissako ha querido emular dicha obra con “Té Negro”; y digo emular ya que su ritmo lento, sus personajes distantes y su narrativa ambigua la convierten en una experiencia bastante difícil de disfrutar.

El tema que plantea me parece muy interesante, ya que nos invita a reflexionar sobre las oportunidades de conexión humana en un mundo cada vez más globalizado, pero parece depender de largos momentos de contemplación que no logran sostener el interés, haciendo que la historia se sienta estancada y carente de evolución.

Cuando Aya decide rechazar casarse el día de su boda, no solo se aparta de un marido que no desea ni ama, también deja atrás su estilo de vida. Sin seguir una línea argumental coherente ni una secuencia lógica, de repente vemos a Aya en un vecindario africano dentro de una ciudad china, donde ambas comunidades coexisten de manera armoniosa.

El film destaca por su enfoque visualmente distintivo y por el intento de mezclar realismo con elementos oníricos. Sin embargo, esta aproximación también resulta ser su mayor debilidad. Es tremendamente difícil seguir el ritmo de los intrincados y casi místicos giros. Aunque es evidente que Sissako intenta representar la cotidianidad y las pequeñas interacciones humanas, los personajes no logran transmitir emociones con las que el público pueda conectarse.