Un perfil muy duro en Interior y otros 37 ministros de derechas para Francia
Emmanuel Macron nombró ayer a los miembros del nuevo Gobierno con una coloración derechista casi en su totalidad, a propuesta del primer ministro conservador, Michel Barnier, dos meses y medio después de las elecciones que él convocó de forma anticipada. El nuevo titular de Interior promente mano dura con la inmigración.

Dirigido desde hace más de dos meses por un equipo que dimitió en un clima de caos político, el Estado francés tiene finalmente un Gobierno, bajo el liderazgo del primer ministro, Michel Barnier, que tendrá que imponer su equipo marcado por la derecha y ya bajo el fuego de las críticas.
El secretario general del Elíseo, Alexis Kohle anunció la composición del nuevo Ejecutivo, que se reunirá en pleno mañana con motivo del primer Consejo de Ministros.
Barnier, nombrado tras increíbles maniobras políticas, celebró consultas durante 15 días para componer este gobierno de 39 miembros, entre ellos 19 ministros titulares.
El color del equipo se inclina claramente hacia la derecha, la familia política de la que proviene Michel Barnier. El único componente con un pasado de izquierdas es el nuevo Ministro de Justicia, Didier Migaud, que militó en el Partido Socialista, pero que se había retirado de la política activa y resulta desconocido para el público.
El Gobierno de Barnier tendrá que lograr imponerse frente a la Asamblea resultante de las elecciones legislativas anticipadas, fragmentada en tres bloques irreconciliables: la izquierda, primera en las elecciones, pero ausente del Gobierno, el centroderecha macronista y con la extrema derecha de Marine Le Pen, en una posición de árbitro.
La izquierda ya ha prometido censurar al nuevo ejecutivo. «Barnier no tiene futuro», aseguró el sábado el líder de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon, incluso antes del anuncio del nuevo Gobierno.
Dado el equilibrio de poder en la Asamblea Nacional, todo dependerá ahora de la extrema derecha que asume así un papel clave en la supervivencia del nuevo Ejecutivo, tras haber sido derrotada por la izquierda del Nuevo Frente Popular.
UN RADICAL PARA INTERIOR
Barnier planea pronunciar su discurso de política general el 1 de octubre. Y la primera tarea urgente será conseguir aprobar el Presupuesto, en un momento en el que Francia se enfrenta a una deuda abismal y es objeto de un procedimiento europeo de déficit excesivo.
Entre las figuras destacadas del nuevo gobierno, el nuevo Ministro del Interior, Bruno Retailleau, ya es una diana para la izquierda y los centristas, incluidos los macronistas. Figura de una derecha liberal-conservadora inflexible, defensor del «orden y de la «autoridad» y de la «firmeza», Retailleau se propone, en particular, aplicar una política dura en materia de inmigración, un tema que preocupa a los franceses.
Del lado de los macronistas, el centrista Jean-Noël Barrot fue nombrado responsable de Asuntos Exteriores. Este joven funcionario, exministro Delegado para Asuntos Europeos, de 41 años, tendrá que establecerse rápidamente y darse a conocer en una escena internacional explosiva, marcada por dos grandes conflictos, en Ucrania y en Oriente Medio.

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