Avanza la marea parda
Mientras debatimos qué ropa nos ponemos cada mañana, existe una marea imparable que está convirtiendo las noticias de apertura de los medios de comunicación en un acelerador de un complejo e irreparable estado de ansiedad. La voz de trueno de Netanyahu y sus generales nos transmite un parte diario de sus invasiones por tierra y aire, aunque no descartamos que por mar también se esté preparando alguna campaña militar. El silencio de algunos importantes países del golfo Pérsico con capacidad disuasoria y capital en aumento, junto a los aliados activos y pasivos de Israel, nos producen efectos desmovilizadores de medio alcance.
¿Puede ser que exista un pacto secreto para que se debilite de una manera deliberada a todos los movimientos yihadista y ello propicie el resurgimiento de un islamismo más moderado con capacidad de mediación con las democracias occidentales? Ante los acontecimientos que estamos viviendo en primera línea de espectáculo televisado nada puede extrañar. El avispero se está removiendo y parece que alguien lo tiene todo controlado. Eso no le resta nada del peligro que representa.
Lo mismo que la marea electoral centroeuropea donde ganan las opciones de extrema derecha nazi, como ha sucedido este pasado domingo en Austria. Probablemente no podrán formar gobierno, pero crece su influencia y se aliarán con Orbán y crearán un nuevo eje austrohúngaro, que va a tener un peso importante en una zona europea bañada por el Danubio. Cualquier día nos despertarán clarines y trompetas interpretando himnos viejos.

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