Hace una semana Surne Bilbao Basket perdió ante UCAM Murcia un partido que ya estaba ganado, en buena medida por acobardarse cuando el cuadro pimentonero achuchó en lo físico hasta el límite y por dejarse demasiados tiros libres en el camino.

Ayer el Real Madrid intentó hacer lo mismo en Miribilla cuando se vio 56-41 por detrás y a fe que puso el partido en un puño, sobre todo con la conexión argentina entre Campazzo y Deck. No obstante, los bilbainos demostraron haber aprendido. Se aferraron a su ventaja, apostando por la movilidad para atacar y defender, y esta vez anotaron sus tiros libres, errando solo uno tras el descanso.

«En Murcia apostamos por los jugadores que mejor habían entendido el partido, pero tanto apostamos por ellos, que al final se les agotó la energía, y aunque fue por un tiro libre fallado y un palmeo, no fue suficiente para ganar. Esta vez cuando ellos han elevado su apuesta física, hemos decidido ir rotando para ensanchar nuestra confianza, y eso nos ha servido», aclararía Jaume Ponsarnau después del encuentro.

ACCIÓN, REACCIÓN

Después de comenzar perdiendo 2-7, los hombres de negro tomaron la delantera a golpe de triple, con jugadores como Gielo, Kullamae o Pantzar dando un paso al frente. Una delantera que jamás abandonarían.

En defensa, los bilbainos fueron al máximo de lo que permitió el criterio arbitral, en perfecta compresión del momento favorable. Tanto es así, que hasta el descanso el Real Madrid sobrevivió casi de forma exclusiva con los triples de Hezonja y el talento de un Campazzo casi sin relevo.

Tras el 46-34, se veía venir el cambio de ritmo defensivo del Real Madrid, con Deck erigido en faro anotador. Pero Bilbao Basket llegó al final del tercer acto 60-59 por delante, y ya en el cuarto, Abdur-Rahkman, De Ridder, Kullamae y Pantzar mostraron una verticalidad encomiable, con Marvin Jones y Hlinason frenando a Tavares. Los hombres de negro, con más de 9.500 seguidores en las gradas, esta vez no permitieron ninguna remontada.