Locomotora averiada
Mientras sigue la tormenta mediterránea, los datos que van emergiendo del desastre de la gestión de Carlos Mazón y su equipo de indocumentados y negligentes, rozan con el Código Penal, el barro se va materializando en otro foco de contaminación generalizada en manos de la banda de Ayuso y su conmilitón Feijóo, lo que nos vuelve a colocar en la miserable tensión de no asumir responsabilidades y hacer de cada muerto y desaparecido un argumento de descalificación hacia el contrario. Esto huele a descomposición, lo malo es que el cadáver político no se ha identificado todavía y parece que en vez de uno pueden ser dos o tres. Esperaremos a que amanezca la responsabilidad.
Pero las guerras siguen, aunque las veamos en segundo plano. Trump va perfilando su núcleo duro para emprender su camino hacia el totalitarismo dolarizado, los efectos se empezarán a notar con prontitud y, de momento, la que se consideraba la locomotora económica europea, Alemania, se encuentra gripada, averiada de consideración en lo económico y en lo político, por lo que se aventuran nuevas elecciones con un previsible crecimiento de la extrema derecha más dura de todo Europa, asunto que puede desequilibrar la geopolítica.
No obstante, el entretenimiento preferido de los teóricos de las izquierdas áulicas y progresistas es intentar descifrar las elecciones entre burritos y elefantes que ha llevado a una derrota notable de Kamala Harris. Los tiempos actuales son muy líquidos, pero ¿no hay una negligencia al no combatir las desigualdades sociales? Por ejemplo.
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