Revoluciones falseadas
Sujeto mi imagen reflejada en un misterioso espejo gelatinoso con la esperanza de encontrar un pequeño resquicio para la racionalidad más exquisita. La suma de muertes tras una tragedia se convertirá en estadística y en dato objetivo para el análisis sistémico de los acontecimientos variables. La ciencia no personaliza y encuentra explicaciones que exceden a todas las coyunturas y se convierten las genuinas alarmas, avisos que deberían congelar la especulación inmobiliaria y el discurso economicista único.
Los escribidores de la infamia valenciana le han servido a ese personaje nefasto que preside una Comunidad un retruécano que le ayuda a mantenerse en la impostura general con una presencia cínica que solamente hace que aumente su autoinculpación: habla de la revolución meteorológica para referirse a la Dana que le va a sepultar en el fango de su indigna incompetencia. Las manifestaciones populares en contra de su gestión son el aperitivo de una desafección por una situación que está convirtiendo el abyecto equipo directivo de la banda de Ayuso y Feijóo en un acto contrademocrático imparable. No defienden a Mazón, corrompen cualquier noción institucional ética. Son la antipolítica más conspicua con corbata de marca. Un peligro manifiesto que se expande. Demasiadas revoluciones pendientes para desactivar deliberadamente palabras básicas: revolución en boca de los reaccionarios indolentes es un concepto de mecánica, no de política ni de historia. Libertad se convierte en un eslogan gaseoso para la alienación y el consumo de alcaloides. Hasta la agonía final.

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