Ignacio Ellacuria, un legado que las balas no pudieron eliminar

Nacido en Portugalete en 1930, Ignacio Ellacuria estaba muy unido a El Salvador y Centroamérica en general. Una semana antes de la masacre había viajado al Estado español y había compartido su inquietud por la situación en El Salvador. El jesuita manifestó entonces a los componentes del Consejo Superior de la Universidad Iberoamericana de Posgrado, que celebró una reunión en Salamanca, su temor a sufrir un atentado por parte de la extrema derecha.
Con apenas 18 años llegó por primera vez a ejercer de voluntario en el nuevo Noviciado de San Salvador. Completó sus estudios de Humanidades y Teología en Quito (Ecuador) e Innsbruck (Austria) y realizó el doctorado en Filosofía en Madrid. En 1967 regresó a El Salvador, donde trabajó con intensidad en la Universidad Centroamericana (UCA), de la que fue rector desde 1979 hasta el momento de su muerte.
El portugalujo denunció desde la UCA las condiciones de explotación y de miseria de la mayoría campesina del país. Cuando en 1980 comenzó la larga guerra civil, con un continuo enfrentamiento entre el FMLN y el Gobierno, medió por la paz y la convivencia, defendiendo la liberación del pueblo y de las mayorías populares. Esta actitud le supuso la enemistad de algunos sectores financieros, políticos y militares, que le amenazaron con insistencia.
La muerte de Ellacuria y sus compañeros ya había sido anunciada. Miembros de las Fuerzas Armadas habían definido la UCA como un «refugio de subversivos» y el portugalujo, por su empeño en solucionar el conflicto mediante la negociación, se había convertido en uno de los objetivos más deseados por los militares.
La muerte a balazos de Ellacuria generó una gran conmoción tanto en el país centroamericano como en Euskal Herria, el Estado español y la comunidad internacional. La Compañía de Jesús no tardó en condenar el atentado y expresó su «esperanza de que la sangre de estos nuestros hermanos no haya sido derramada en vano».
El rector de la Universidad Complutense, Gustavo Villapalos, afirmó que el ataque a Ellacuria buscaba «acabar con un incómodo testigo de la opresión y las situaciones de injusticia que viven en Centroamérica».
Desde el Rectorado de la Universidad del País Vasco, resaltaron la figura de Ellacuria, a quien describieron como «un vasco de proyección universal que adquirió la nacionalidad salvadoreña por amor a un país inmerso en una crisis prolongada».
PROCESO JUDICIAL
En 2020, el excoronel Inocente Montano fue juzgado en la Audiencia Nacional por su presunta participación en «la decisión, diseño o ejecución» de la masacre de 1989. Era el primer militar salvadoreño que respondía por la muerte de Ellacuria y otros cuatro sacerdotes.
René Yusshy Mendoza, quien fuera teniente destinado en la escuela militar Capitán General Gerardo Barrios y miembro del batallón Atlácatl, brazo ejecutor de la masacre, fue eximido del caso por haber confesado los hechos, haber cumplido condena en su país y colaborar con el tribunal para esclarecer los hechos.
Según la Fiscalía, ambos «participaron en la decisión, diseño o ejecución del asesinato», el 16 de noviembre de 1989, del rector de la UCA, Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín Baró, Segundo Montes Mozo, Amando López Quintana y Juan Ramón Moreno Pardo. También mataron a los salvadoreños Joaquín López (sacerdote), a la empleada doméstica Julia Elba y a su hija menor Celina Mariceth Ramos.
La AN condenó a Montano a la pena de 133 años y tres meses de cárcel. En la lectura pública de la sentencia, 31 años después de los hechos, el tribunal condenó al excoronel como responsable de 5 delitos de «asesinato de carácter terrorista». Por cada uno de ellos se le condenó a una pena de 26 años, 8 meses y un día de reclusión mayor.
El 14 de noviembre de 2022 conocíamos la noticia de que un tribunal de El Salvador había otorgado la libertad condicional adelantada al coronel Guillermo Benavides, condenado a 30 años de cárcel por la masacre. Según el Informe de la Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas de 1993, Benavides fue el encargado de trasladar la orden a los tenientes que ejecutaron la matanza. Benavides fue condenado en 1991 y salió en 1993 por una ley de amnistía, pero tras su anulación en 2016 fue detenido y enviado a prisión nuevamente.
En junio de 2023, la Fiscalía de El Salvador acusaba al expresidente Alfredo Cristiani de autorizar la matanza. Ayer mismo, Cristiani se ausentó de la audiencia preliminar, por lo que la Fiscalía General ha emitido una orden de detención en su contra.
El silencio oficial en torno a la matanza que acabó con la vida de Ellacuria y otros sacerdotes ha sido una constante durante décadas y las vías judiciales se han topado con numerosos obstáculos. Con todo, las voces que piden justicia y verdad en torno a este caso siguen vivas. Igual que lo sigue el legado intelectual y el espíritu comprometido de Ignacio Ellacuria.
[1983] Homofobia, atzoko eta gaurko kezka
1983an, Gipuzkoan homosexual eta lesbiana talde batek jasandako jazarpenaren kronika jasotzen zuen gaurko egunez “Egin”-ek. «Inkontrolatu» batzuen eskutik jasandako erasoak aipatzen zituen egunkariak. Atzean zeuden mezuak oso argiak ziren, eta zuzen-zuzenean jotzen zuten pertsona hauen askatasun sexualetara. Telefono deiak, isekak, mehatxuak, jarraipenak eta bestelako bortizkeria ekintzak deskribatu zituzten kaltetuek.
Beldurra eta tentsioa geroz eta handiagoak zirela aitortzen zuten. Garai hartan gay eta lesbianek bizi zuten «errepresio soziala eta marjinazioa» nabarmentzen zituen kazetariak. Horri «jazarpen kriminala» gehitu berri zitzaion. Horren aurrean, Luisek, Pedrok, Anak eta Josunek, besteak beste, isiltasuna apurtu eta gertatzen ari zitzaiena kontatzeko urratsa egin zuten.
Ez zen halako zeozer gertatzen zen lehen aldia, baina une horretan bizitzen ari zirenak beste eskala bat hartzen zuela azpimarratzen zuten kaltetuek. «Egunero tentsioan bizitzea da, eta beldurrez ibiltzea, badakizulako jarraitzen ari zaizkizula. Etxean zaudela telefonoak jotzen duen bakoitzean, kolpean altxatzea. Hartu behar ditugun segurtasun neurriak ere tentsio eragile dira, apenas egin dezakezu lo...», zioen haietako batek.
Egoera horren aurrean euren eskubideak defendatzen jarraituko zutela gaineratzen zuten. Kexu ziren komunikabideen inplikazio faltagatik eta mespretxu instituzionalagatik. Horren aurrean, Emakumeen Asanblada eta EHGAM bezalako elkarteen lana goraipatu eta eskertzen zuten.
LGTBI kolektiboaren eskubideen alde lan egiten duten mugimenduek ereindako bideak ekarri gaitu gaur gauden unera. Beraiekin eskuz esku, emakumeen alde lan egin duten asanbladak, elkarte feministak eta sexu eskubideen aldeko ekimenak izan dira. Inurri lan horretatik ikusi ditugu herri honetan bizi izan diren indar erakustaldi eta mobilizazio jendetsuak. Eguneroko borroka baten aurrean egoten jarraitzen dugu, gorrotoak ez dezan tokirik irabazi.

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