Momentos impúdicos
Descubrir que se ha dado un paso hacia el abismo produce un sometimiento de la respiración al pulso sociopolítico. Se puede estar gestando la aberración política más grande jamás contada. Empiezan a fundirse sospechas con actos irreversibles. El rotulador de Donald Trump es un arma antidemocrática y cada firma que estampa es una agresión a la convivencia pacífica en USA y el resto del mundo.
Puede ser que algunos tengamos alucinaciones sicóticas y veamos dragones donde solamente hay pajaritos de colores, pero contemplar como en un despacho de la Casa Blanca el hombre naranja está firmando en negro sobre blanco, en nombre de una supuesta eficacia económica sin demostrar, para darle libertad absoluta para desmontar el entramado administrativo estatal americano a Elon Musk que está con unos de sus hijos en los hombros, una imagen tan absurda que provoca una desaceleración de confianza en la razón política. Esa imagen la proyecto hacia el futuro y la veo como el testimonio de un momento impúdico en el que se desmoronó definitivamente el mito de la existencia de la mayor democracia del mundo.
La hiperactividad trumpista agobia. Amenaza a los gazatíes con expulsarlos a territorios ajenos con el agravante de que habla como si la franja fuera suya para construir una zona de turismo. ¿Nadie le para los pies? Está negociando con Putin para acabar con la guerra de Ucrania trazando una frontera allá donde hayan llegado las tropas rusas. Zelenski asiente. Los aranceles parecen que son señuelos de distracción. Demasiados momentos impúdicos.

El servicio de ambulancias de Osakidetza, de camino a urgencias

Peixoto, euskararen eskutik abertzaletu zen betiereko militantea

El PP amenaza con el exterminio político a EH Bildu y sin tener turno de palabra

El exalcalde de Hondarribia fichó por una empresa ligada a Zaldunborda
