Öcalan pide al PKK disolverse en el marco de una política democrática
Tras el genocidio en Palestina y el cambio de régimen en Siria, el histórico llamamiento del líder del PKK, Abdullah Öcalan, para que el partido se disuelva y la guerrilla abandone las armas puede abrir otro cambio radical en Oriente Próximo y Siria. Öcalan subrayó que este proceso requiere «el reconocimiento de una política democrática».

El encarcelado líder y fundador del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Abdullah Öcalan, hizo ayer un histórico llamamiento a la organización kurda a disolverse y deponer las armas.
«Todos los grupos deberían abandonar las armas. El PKK debería disolverse. Hago este llamamiento y asumo la responsabilidad histórica», afirmó Öcalan en un mensaje leído en una rueda de prensa por miembros del Partido Popular por la Igualdad y la Democracia (DEM), la formación progresista y prokurda, que se reunieron con él en la isla-prisión de Imrali, donde cumple cadena perpetua desde 1999.
La lectura del mensaje, titulado “Llamamiento a la Paz y una Sociedad Democrática” fue retransmitida en directo a través de redes sociales y seguido con gran interés en una pantalla gigante en Diyarbakir, capital no oficial de Kurdistán.
En una nota adicional de la misiva, el fundador del PKK plantea el contexto en el que debe desarrollarse este proceso al hacer hincapié en que «la renuncia a las armas y la disolución del PKK en la práctica requieren el reconocimiento de una política democrática y de un marco legal».
Öcalan repasa los cambios desde que el PKK naciera para combatir «la flagrante negativa de la realidad kurda y las restricciones sobre derechos y libertades básicas», hasta el momento actual. «El colapso del socialismo en la década de los noventa debido a dinámicas internas, la disolución de la negación de la identidad kurda en el país y la mejora en la libertad de expresión han llevado a un debilitamiento del significado fundacional del PKK», explica.
En su carta, asegura que hoy la tarea principal es reestructurar «la relación histórica, entre turcos y kurdos», amenazada por intereses de clase en los dos últimos siglos.
Öcalan insiste en que «el consenso democrático es el camino fundamental» en este proceso.
«El inevitable desenlace de las desviaciones nacionalistas extremas, como el Estado-nación separado, la federación, la autonomía administrativa o las soluciones culturalistas, no responde a la sociología histórica de la sociedad», expone el líder kurdo. Sostiene que «el respeto a las identidades, la libre expresión, la autoorganización democrática de cada segmento de la sociedad en base a sus propias estructuras socioeconómicas y políticas solo son posibles si existe una sociedad democrática y un espacio político».
Tras su fundación, el PKK reclamó la creación de un Estado independiente y basaba sus postulados en el marxismo. Hace dos décadas, Öcalan y el partido evolucionaron hacia las teorías comunalistas del estadounidense Murray Bookchin, sobre todo el confederalismo democrático como una fórmula no solo para kurdos, sino para las diferentes poblaciones de la región.
En su carta, Öcalan insiste en la necesidad de democratizar la sociedad para acabar con un conflicto que dura ya cuatro décadas y que se estima ha dejado más de 45.000 muertos, recordando que el PKK y la insurgencia surgió, sobre todo, «por el hecho de que los canales para la política democrática estaban cerrados».
«No hay alternativa a la democracia en la búsqueda y realización de un sistema político», reitera.
Este proceso empezó a salir a la luz el pasado mes de octubre, cuando el diputado Devlet Bahçeli, líder del partido ultraderechista MHP y aliado del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, propuso que Öcalan acudiera en persona al Parlamento para pedir públicamente el fin de la violencia y proclamar la disolución del PKK. A la vez, el Gobierno turco enviaba un gesto permitiendo, por primera vez en años, una visita al líder kurdo -primero familiar y luego política-.
Pero un atentado del PKK contra una empresa aeroespacial turca, que dejó cinco muertos, y la destitución de varios alcaldes kurdos para ser sustituidos por afines al régimen surgían como los primeros obstáculos.
Parlamentarios del DEM visitaron al líder kurdo en Imrali el pasado 28 de diciembre, por segunda vez el 22 de enero y de nuevo ayer. En la primera visita, el histórico líder del PKK se abrió a impulsar un proceso de paz bajo el paradigma propuesto por Bahçeli, en una reflexión que tenía en cuenta «los recientes acontecimientos en Gaza y Siria», que obligan a que la cuestión kurda «no pueda posponerse». Erdogan, por su parte, confirmó que quiere coronar sus 40 años de carrera política sacando de la agenda el conflicto kurdo, mientras la izquierda prokurda desconfiaba de las maniobras de Ankara, que aumentaba la represión, y recordaba experiencias pasadas. Subrayaron entonces que la clave es poner fin al aislamiento de Öcalan.
El Estado turco y la guerrilla kurda iniciaron en 2013 la iniciativa negociadora más duradera y que despertó mayores expectativas de reconocimiento de derechos democráticos. Pero el cambio de estrategia de Erdogan las echó por tierra cuando comenzó otra oleada represiva que convirtió varias ciudades de Kurdistán en escenarios de guerra.
Las FSD kurdo-árabes no se ven concernidas
Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD) se distanciaron del llamamiento de Abdullah Öcalan a entregar las armas al subrayar que esta alianza formada por grupos kurdo-árabes en el este de Siria no tiene que ver con el PKK. «Solo para aclararlo, este anuncio solo tiene que ver con el PKK, nada relacionado con nosotros en Siria», subrayó Mazlum Abdi, el líder de las FSD en una videollamada para periodistas estadounidenses. No obstante, Abdi consideró que el mensaje de Öcalan, que le llegó antes de ser leído, es positivo, y este proceso de paz puede tener un impacto beneficioso en Siria y detener las excusas de Turquía para seguir atacando las zonas que controlan los kurdo-árabes, en Rojava (Kurdistán) y el este de Siria. El líder kurdo no menciona a Siria en la carta.
Turquía considera a la guerrilla de las YPG, que forman parte de las FSD, una extensión del PKK, somete a las localidades kurdas del norte de Siria a constantes bombardeos y ocupa parte de este territorio. El Ejército turco y los grupos armados sirios amparados por Ankara continúan con su ofensiva contra las poblaciones de Rojava. Abdi recordó que los resultados de la mediación de EEUU (aliado de las FSD) para detener esta ofensiva no han tenido ningún progreso.GARA

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