La ciencia lucha contra la extinción
La ciencia confía en la fecundación in vitro como método para tratar de salvar de la extinción a los rinocerontes blancos del norte.

En la reserva de Ol Pejeta, en Kenia, Najin (35 años) y su hija Fatu (24), las últimas rinocerontas blancas del norte, viven bajo constante cuidado mientras la ciencia lucha por evitar su extinción. Tras la muerte del último macho en 2018, la única esperanza -o casi- es la fecundación in vitro. Fatu sigue produciendo óvulos viables, que son fertilizados en Europa con esperma de machos fallecidos, y se cree que podrá producir unos 10 óvulos más antes de estar demasiado vieja. Actualmente, existen 36 embriones listos para ser implantados en hembras blancas del sur. El proceso es complejo y ha sufrido reveses: en un intento previo, una gestante quedó preñada, pero murió antes de dar a luz. Alternativas como la creación de óvulos a partir de células madre podrían ampliar las opciones a futuro. Sin embargo, la baja diversidad genética sigue siendo un desafío. Pese a los obstáculos, los científicos insisten en que hay esperanza. Lograr el nacimiento de una cría sería un hito en la conservación. Para los cuidadores de Ol Pejeta, la responsabilidad es clara: si los humanos llevaron a la especie al borde de la extinción, también deben salvarla.

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