Rigoberto DÍAZ (AFP)

EL ALMA CAMPESINA DESAFÍA AL REGUETÓN

En Cuba llevan a cabo talleres con niños y niñas para que el repentismo adquiera más fuerza para «ganar esa guerra al reguetón».

Niños y niñas en Casa de la Décima de Güines, ensayando.
Niños y niñas en Casa de la Décima de Güines, ensayando. (Adalberto ROQUE | AFP)

Versos improvisados y duelos entre poetas resuenan en la Casa de la Décima de Güines, un rincón del occidente de Cuba donde niñas y niños y jóvenes cultivan esa joya lírica que brota del alma campesina en una isla saturada de reguetón. «Soy de una generación que casi empieza el camino, con un sueño campesino latiendo en el corazón», canta Emir Amador, de 5 años, en una improvisada fiesta campesina o guateque, en el teatro de la Casa en Güines. Es una de las 200 personas, de entre 4 y 20 años, que asisten a los talleres que se imparten sobre repentismo, el arte de improvisar versos, generalmente en décimas, que son estrofas de diez versos octosílabos. «Y aquí estoy como un pichón entre verso y lealtad, haciendo con voluntad a la altura de los Andes lo que no hicieron los grandes cuando tenían mi edad», prosigue sin titubear el pequeño. «Tenemos que echar una guerra muy difícil y la hemos ido ganando poco a poco, porque el reguetón es la música que incluso algunos profesores les ponen a sus alumnos», y sus textos son «denigrantes», lamenta Palenzuela, que define el repentismo como «el antagonismo de eso».