El Vaticano instaló ayer la chimenea que anunciará que los cardenales encerrados a partir de la próxima semana en la Capilla Sixtina han elegido al sucesor del papa Francisco. Un total de 133 purpurados votarán desde el miércoles próximo bajo los frescos de Miguel Ángel por el nuevo líder espiritual de 1.400 millones de católicos. Los llamados «príncipes de la Iglesia» celebrarán cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde, salvo el primer día. Y quemarán en una estufa las papeletas de la votación para anunciar al mundo el resultado: humo negro si no logran alcanzar la mayoría necesaria de dos tercios; blanco si «habemus papam».

La instalación coincidió con la reanudación de las congregaciones generales, en las que unos 200 cardenales se reunieron para debatir las prioridades para el futuro de esta institución con 2.000 años de existencia. La reunión del ayer enfatizó la difusión de la fe católica, la necesidad de unidad y el riesgo de «contratestimonio» -problemas como el abuso sexual y escándalos financieros- entre otros temas, según informó el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni.