Están todos de acuerdo, menos los de siempre, y al parecer en la Capilla Sixtina el espíritu santo estuvo muy fino inspirando a los cardenales votantes de Robert Francis Prevost Martínez para asumir el papado con el nombre de León XIV. La Curia no da puntada sin hilo y en esta ocasión la puntada ha sido con hilo de oro, porque en una primera lectura, más allá de su contenido dogmático, en el terreno de la geopolítica parece un acierto absoluto dado sus orígenes, su trayectoria y sus primeras declaraciones desde el balcón y en la primera misa que ha celebrado como obispo de Roma dando la comunión a los cardenales.

Conocida la noticia es significativa la reacción inmediata y violenta de toda la extrema derecha religiosa y política que no ha tardado en lanzar todos sus bulos y maledicencias. Debían estar convenidos de que nombrarían a alguien que de entrada fuera más retrógrado, por lo que la contrapropaganda de estos grupos obscenos pueden llegar a confundirnos, a crearnos una idea muy moldeada en una dirección que todavía nadie sabe cuál tomará este hombre con doble nacionalidad, estadounidense por nacer en Chicago y peruana por ejercer de misionero y obispo en Perú durante décadas.

Lo que parece importante es su edad, sesenta y nueve años, matemático y filósofo, además de toda su carrera dentro de la propia Iglesia, que sea políglota y que en su primera intervención hablara en latín y español y no dijera ni una palabra en inglés, cosa que le reprochan en su país de nacimiento. Tendremos que ir a clases de diplomacia vaticana para entender algo más.