Experimento con gaseosa sin burbujas
El técnico rojillo reveló ayer su decisión en la rueda de prensa previa al partido frente al Atlético de Madrid. «Quería comunicarlo antes de saber si nos meteremos en puestos europeos», destacó el preparador valenciano. Esta ha sido su trayectoria en el difícil relevo de Jagoba Arrasate, y con un balance aún por hacer.

En lo que era un secreto a voces, Vicente Moreno ha dado por finalizada su etapa en Osasuna, a pesar de que el equipo se ha salvado con holgura y aún pelea por entrar en puestos europeos. «Es algo que siento, lo he ido madurando. No quiero que dependa de si entramos o no en Europa, ni de si el club me ofrece o no una renovación. Es una decisión tomada desde la tranquilidad y el agradecimiento», señaló Moreno en su comparecencia de ayer.
Preguntado por su relación con el club, aseguró que «hay muy buena comunicación, muy buena relación. El club está al tanto desde hace días. Esta semana se lo comuniqué también a los jugadores. Era importante que ellos lo supieran antes que nadie».
El técnico quiso centrar el foco en estos tres últimos encuentros y en un hipotético billete continental: «Me alegraría muchísimo por estos jugadores, por la afición, por el ambiente que se vive en cada partido en casa. Sería el premio a todo un año de trabajo».
EN LA CUESTIÓN DEL PERFIL HA ENCALLADO ESTE PRIMER INTENTO
Aunque trascendió poco del casting hecho por Braulio Vázquez hace un año, se sabe que todo se definió entre una terna formada por Rubi, Moreno y un «tapado» (¿pudo ser Iñigo Pérez, que de nuevo ahora ha sido sueño prematuro rojillo?). Cuando parecía que el catalán sería el elegido, llegó el valenciano, a quien el director deportivo presentó como primera opción.
Si esto es cierto, Osasuna priorizó un estilo más «segurola». Una forma de hacer que prometía de entrada continuismo respecto al de Berritua y a otras características del club, como mantener abiertos al público los entrenamentos en Tajonar. Vicente Moreno llegó casi pisando huevos, por no cuestionar el legado de Jagoba, y diez meses después se marcha igual. Pero en el tránsito ha sido inevitable que sus modos de hacer fueran impregnando el estilo de juego y el propio estado de ánimo del equipo y la afición.
LA RENOVACIÓN SE LE HA IDO POR EL DESAGÜE
en el rosario de empates -15 hasta la fecha-, la mayoría tras ir ganando. En las cinco temporadas anteriores Osasuna osciló entre 8 y 11 igualadas, con la única salvedad de 13 en la primera tras el ascenso.
El equipo no solo ha ido perdiendo fuelle durante los partidos, sino también en el transcurso de la temporada. Arrancó con cinco victorias, un empate y una derrota en los siete primeros partidos en casa, incluidos un triunfo de entrada ante el Mallorca que reforzó a Moreno ante el fantasma de Arrasate y un 4-2 al Barcelona que mostró que el de Massanassa tiene capacidad táctica sobrada.
Desde su llegada dejó clara la prioridad total que concede al análisis del rival. Futbolistas como Rubén García o Jesús Areso han reconocido que nunca han llegado al partido tan preparados a nivel de conocimientos de sus contrincantes como esta temporada.
Eso, claro está, tiene su contrapartida, que es dejar en segundo plano las capacidades propias. Aquí Vicente Moreno no sale bien parado. Jugador por jugador, es probable que Osasuna haya dispuesto este año del mejor plantel desde la etapa de Milosevic, Nekounam, Raúl García, Ricardo y demás, que gestionó Javier Aguirre hace 20 años.
Un delantero de 20 goles como Budimir, otro punta estelar como Bryan Zaragoza, un creador de juego inhabitual en la cantera rojilla como Aimar, tres buenos centrales tras el acertadísimo fichaje de Boyomo, el despegue de Areso, la recuperación de Rubén García, la madurez de Sergio Herrera...
Capítulo aparte merecen los números de Vicente Moreno fuera de casa. No ha revertido la tendencia. Apenas ganó un partido fuera con el Espanyol, otro con el Mallorca y han sido dos con Osasuna, Anoeta y Zorrilla, al que cabría sumar si se quiere la victoria copera en San Mamés.
A SU FAVOR HAY QUE DECIR QUE ALGUNAS DE LAS CRÍTICAS SUENAN INJUSTAS O EXAGERADAS
Los reproches de haber aburrido a la grada olvidan las fases más grises de la era Arrasate y no digamos ya la insoportable temporada anterior de Diego Martínez en Segunda, que fue precisamente la que precipitó el cambio de estilo con la contratación del de Berriatua. Se le censura también que no haya hecho debutar a nadie de la cantera, cuando lo cierto es que el Promesas también ha relegado a algunos de los más prometedores para ceder la responsabilidad de seguir en Primera RFEF a jugadores de otros lares (Espejo, Herrero, Arroyo, Sixtus...).
La lectura de los partidos en sala de prensa ha sido otro de los reproches generales, pero esta es una característica bastante común. Otra cosa es que Arrasate se saliera de la norma por su sinceridad y normalidad, además de por el euskara. Ahora, es Braulio Vázquez quien tiene que decidir, y se intuye una encrucijada similar a la de hace un año. Quizás tenga en mente un nuevo elemento de análisis: la apuesta por el fútbol-champán de 2018 le salió bastante mejor que intentarlo con gaseosa en 2024.

1986: más secretos oficiales tras Zabalza y los GAL

Primer paso para garantizar el plurilingüismo en las instituciones

Reconocidos otros siete torturados por la Policía y la Guardia Civil

PNV y PSE aprueban una ley que apela a su artículo 145 y tiene solo 7
