Ni siquiera la muerte
Cómo no agradecer a este cuerpo, a pesar de todo, las locuras que nos ha hecho cometer?», escribió Jacques Brosse a los ochenta y pico años en este dietario que fue publicado el mismo año de su muerte, en 2008, titulado “Le bonheur du jour”, y que acaba de aparecer aquí como “La alegría del momento”.
Amigo de Cocteau, Michaux o Camus, y autor de unos cuarenta libros, Brosse fue filósofo, historiador de las religiones y un amante de los árboles -a los que dedicó varios libros- y de la naturaleza frente a los desmanes del ciego progreso del capitalismo que nos va despojando de una vida digna de tal nombre.
En este diario, que va de marzo a marzo, Brosse nos invita a la saludable ética de la desposesión y al hoy subversivo arte de la contemplación: «La contemplación solo puede ser silenciosa; entonces somos todo oídos, ¿no?». Fruto de una rara combinación de serenidad y de fervor, estas páginas son un silencioso llamamiento a la insumisión frente al algoritmo.
«Conoce por fin quién eres. ¿Cómo puedes vivir con alguien a quien no conoces? Mal, sin duda». Y una exaltación, también, de la vida: «¿Quién podrá arrebatarme de aquí en adelante el placer? Ni siquiera la muerte».

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