Una carrera entre disparos por un poco de comida
Desde que comenzó a operar a finales de mayo, la GHF ha abierto cuatro puntos de distribución en Gaza, tres en el sur y tan solo uno en el centro del enclave. La agencia Efe ha accedido a este lugar, bautizado como Wadi Gaza, donde más de 5.000 personas se abalanzan cada jornada hacia 50 palés de comida entre disparos del Ejército israelí.

Un único acceso con rejas metálicas lleva a un descampado rodeado de barricadas de arena con neumáticos ardiendo, detrás de las que se apostan tropas israelíes y mercenarios estadounidenses fuertemente armados. En el centro de la explanada, 50 palés con comida: así es uno de los puntos de distribución de la polémica Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), que el martes visitó Efe junto a miles de gazatíes en una madrugada sangrienta.
Se trata del centro de distribución SDS4, ubicado en el centro de Gaza, hasta donde los palestinos llegaron el martes tras pasar junto a los 28 muertos que ese día reportaron las autoridades gazatíes, disparados por un tanque israelí cuando intentaban acceder al lugar antes de que abriera, en una caótica carrera motivada por el hambre.
La agencia Efe fue testigo de cómo la GHF opera en ese punto y de cómo los palestinos acuden a por ayuda arriesgando su vida: un hombre que lleva dos semanas yendo sin haber conseguido nada para sus cinco hijos, una mujer que va allí porque su hermano recibió un balazo en el intento o un niño de diez años que dice saber lo que arriesga para dar de comer a sus hermanos.
A LA DESESPERADA
A este punto, bautizado por la GHF como SDS4 o Wadi Gaza, acuden palestinos de Ciudad de Gaza, donde viven un millón de personas, y también de la zona centro, donde residen medio millón más.
No siempre abre a la misma hora y, cuando lo hace, la comida no se reparte, sino que se deja sobre palés en una explanada para que la coja el que llegue primero, sin control sobre las raciones que se lleva cada uno. Así lo comprobó Efe el martes, uno de los días más sangrientos con 44 muertos en total cerca de estos puntos, 28 de ellos junto al SDS4.
El martes, miles de personas, sobre todo hombres y niños, pero también algunas mujeres, comenzaron a congregarse pasada la medianoche cerca del SDS4, fuertemente custodiado por las tropas israelíes. Llevaban sacos para meter la comida y muchos, hombres y mujeres, portaban cuchillos para defenderse de los que intentan arrebatársela o para quitársela a otros
Los gazatíes esperan allí alguna señal de apertura, que a veces proviene de un dron cuadricóptero que sobrevuela el lugar y reproduce un mensaje de audio, o bien cambia de repente sus luces de rojas a verdes. A la una y media de la madrugada, coincidiendo con un mensaje en Facebook de la GHF alertando de que el punto de Wadi Gaza abrirá media hora después, aparece un coche blanco: «¡El punto está abierto, avancen!», señaló alguien desde dentro. Entonces comenzó una caótica carrera hacia sus puertas, situadas a dos kilómetros de allí, y un tanque israelí empezó a disparar contra la multitud.
Los gazatíes se echaron al suelo hasta que el tanque se reposicionó, y entonces volvió a comenzar una maratón con gente corriendo a pie y otros en coches, furgonetas, carros y camiones, que pasaron por encima de asesinados y heridos por las tropas israelíes.
Llegaron a la altura del tanque, tras el cual se ven unos bloques de hormigón junto a una fosa profunda, y luego una barrera de arena seguida de pasillos flanqueados por vallas metálicas de más de dos metros de altura: era la entrada al SDS4.
El punto de distribución es una zona abierta, de unos 1.000 metros cuadrados, rodeada de barricadas de arena donde estaban mercenarios estadounidenses. Detrás de ellos, las tropas israelíes. Había neumáticos en llamas para disuadir a la gente de quedarse mucho tiempo allí.
Eran alrededor de 5.000 personas que se abalanzaron hacia 50 palés de comida en lo que ellos mismos describieron como “El juego del Calamar”. «¡No te acerques o te mato! ¡Esta es la comida de mis hijos», le dijó una mujer, blandiendo un cuchillo, a alguien que quería quitársela.
Dos minutos antes de la hora anunciada de apertura, a la 1.58 hora local, la GHF publicó un nuevo mensaje en redes: «Nos gustaría informarles que el centro de distribución en Wadi Gaza está cerrado después de terminar la distribución de paquetes de alimentos. Por favor, no vayan». Sobre el terreno, al acabarse la comida, los mercenarios estadounidenses disparan y lanzan bengalas para forzar a los que quedan a que marchen.

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