El corporativismo es el gran enemigo del buen hacer
El título ya refleja el sentido del artículo que escribo hoy. En las últimas semanas he tenido vivencias, he visto noticias y he escuchado historias que tienen como denominador común el actuar corporativista en diferentes profesiones. Jueces que defienden que los jueces siempre son independientes y que actúan con rigor jurídico (ejemplos de lawfare nos sobran a kilos), profesores que se callan mientras ven que algún compañero no ha actuado correctamente frente a un caso de bullying, médicos que guardan silencio aun viendo todo el historial médico de un paciente que ha sufrido una mala praxis de libro, políticos de moral distraída que se tapan los unos a los otros salvo que quieran asaltar gobiernos o ven que se acercan las elecciones, o ertzainas que nunca ven quién ha disparado balas de foam rompiéndole los huevos al primer ciudadano que se cruza... Este sistema de funcionamiento empero, genera graves perjuicios a los usuarios de dichas profesiones, sean investigados, pacíficos manifestantes, pacientes, clientes o estudiantes, atentan contra derechos de las personas y son una lacra para el buen funcionamiento de una sociedad sana y justa.
Esta misma semana hemos sido testigos de cómo puede llegar a afectar el corporativismo, en este caso policial, a los derechos fundamentales de ciudadanos vascos, como el derecho a la integridad física, a una investigación transparente y rápida y a la obtención de justicia. La plataforma Justizia Aranarentzat se presentaba en sociedad y denunciaba que la Ertzaintza ha actuado «con total impunidad, ocultando pruebas y encubriendo al agente responsable» del disparo que provocó la pérdida de un testículo al vecino de Bilbo Iker Arana el pasado 3 de abril en el contexto del cierre y desalojo de un gaztetxe en Errekalde. Cierto es que por estos lares estamos muy acostumbrados a la brutalidad policial (tanto que diría que la llevamos interiorizada e incluso seminormalizada), pero estas acusaciones de la plataforma son gravísimas, por ciertas.
Resulta llamativo, tal y como afirmaron los comparecientes de la rueda de prensa, que de las 35 cámaras que portaban los ertzainas el día de autos ninguna ofreciera una imagen nítida de lo que sucedió, y han tenido que transcurrir tres meses y toda una labor de investigación civil (vecinos y amigos del damnificado) por parte de la ciudadanía para dar con el autor. Venga ya... ¿Alguien pretende hacernos creer que ningún compañero del ertzaina autor del disparo sabía quién era? Veremos cómo van sucediendo los hechos, pero imagino que el Gobierno Vasco le pondrá letrado y procurador al ertzaina investigado pagándole todas las costas del procedimiento hasta que haya una condena (si hay efectivamente algún juez o Audiencia que actúe con verdadera independencia para resolver una condena y no un juez de instrucción que se quita el marrón y archiva el procedimiento a la mínima oportunidad...). Imagino que tampoco le abrirán una investigación seria en «asuntos internos», que no le apartarán de las calles y seguirá en la brigada móvil (cuya disolución cada vez se hace más indubitable). De las sanciones disciplinarias del Departamento, mejor ni hablar.
Mientras sucede todo esto el Gobierno de Pradales, con el consejero de Seguridad Bingen Zupiria a la cabeza, ha organizado el Basque Segurtasun Foroa, el proceso de reflexión estratégica sobre el concepto de seguridad integral en Euskadi, partiendo de la «preocupación que tiene la ciudadanía frente a la delincuencia y ver cómo podemos mejorar la respuesta ante fenómenos que están ocurriendo en nuestra sociedad». Y para su mejor ilustración, el lehendakari deleitaba nuestros oídos acojonados por la inseguridad que nos acecha a diario con un «el que la hace la paga», que es como un grito de guerra medieval que no hace sino alimentar a policías antidemocráticos con actitudes chulescas a utilizar todos los mecanismos a su alcance para hacer pagar al que la hace, sabiéndose impune de cualquier tropelía que pueda cometer porque; 1) el corporativismo existente en dicho cuerpo policial se hace patente constantemente; y 2) sus superiores no serán muy duros con ellos.
Escasa aportación hace un Basque Segurtasun Foroa si no ubica correctamente la seguridad en el imaginario de las preocupaciones reales de la ciudadanía que le corresponde (y que no es con carácter general el número uno en la jerarquía y solo está en una posición llamativa en ciertas zonas urbanas de nuestro país) y si el debate de la seguridad no lleva aparejado el debate sobre el modelo policial, modelo cuya reforma urge.
La Ertzaintza y sus sindicatos han conseguido un gran acuerdo con el Gobierno Vasco, o dicho de otra manera, el Gobierno Vasco ha accedido a todas sus plegarias y ha puesto una gran cantidad de pasta para que los policías autonómicos se queden contentos. Y contentos estarán, pero de momento ello no ha llevado aparejado un cambio de conducta, una mayor transparencia y mucho menos una democratización de este cuerpo policial, que no hace más que taparse sus vergüenzas los unos a los otros mientras sus responsables políticos se acobardan. Bingen puede no ser Erkoreka, mucho menos Balza o Ares, pero sigue estando lejos de los estándares necesarios para el cargo que desempeña. El corporativismo es el gran enemigo del buen hacer, sí, pero en este caso el de la propia Ertzaintza. Flaco favor le hace si a pesar de mejorar sus declaraciones públicas, sigue sin hacer lo suficiente para esclarecer responsabilidades y desvincularse de este tipo de actuaciones. ¿El que la hace la paga? Pues que cunda el ejemplo.

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