Gaizka IZAGIRRE
HERNANI
TRES AMIGAS

Reflexión clásica y sensible sobre las relaciones

E n “Tres amigas”, Emmanuel Mouret explora el mundo femenino y las distintas (no todas) formas del amor. Tres mujeres se enfrentan, a su modo, a los altibajos de la vida en pareja: una sufre por no estar enamorada de su pareja, otra acepta con tranquilidad una relación sin pasión y la tercera se lanza a una aventura con el marido de su amiga, dejándose llevar por el deseo...

Las protagonistas hablan y se mueven en medio de sus dilemas emocionales, y la película logra meternos en esa historia manteniendo un buen equilibrio entre lo natural y lo pensado. Para ello Mouret hace algo muy interesante: trata temas importantes mediante conversaciones cotidianas, dejando que el humor nazca de pequeños detalles en lugar de forzar chistes, y reflejando así el ritmo natural de la vida diaria.

El cineasta narra las historias de las mujeres con diálogos bien trabajados, un tono tranquilo y una puesta en escena sencilla pero elegante, sin exagerar. Su cine tiene un aire clásico que recuerda a Rohmer, pero con una personalidad propia. La película prescinde de movimientos de cámara elaborados o una puesta en escena excesiva.

Sin embargo, y pese a la riqueza emocional que Mouret despliega, en una película donde se reflexiona sobre las formas del amor sorprende que todas las relaciones mostradas sean heterosexuales. No se trata de exigir inclusión como cuota, sino de notar una ausencia que resalta en un contexto en el que el cine viene explorando con cada vez más libertad la diversidad.

“Tres amigas” es una obra sutil, delicada, atravesada por una melancolía luminosa y un humor ligero. Mouret logra hablar del amor sin grandilocuencias, con sensibilidad y cierta ironía. No obstante, su mirada sigue siendo, en algunos aspectos, demasiado contenida.