El ataque a la iglesia católica de Gaza suscita inusuales reacciones
Aunque pocas y tibias, el ataque de Israel contra la única iglesia católica de Gaza, que dejó tres muertos, suscitó reacciones que no suelen provocar las matanzas diarias en la Franja o la destrucción de infraestructuras religiosas, como una llamada de atención de Donald Trump a Benjamin Netanyahu, la reacción indignada de Giorgia Meloni o la protesta del Gobierno francés.

Israel mató al menos a tres personas en el ataque a la iglesia de la Sagrada Familia de Gaza, la única parroquia católica en el enclave, que alberga a centenares de desplazados, y que hasta ahora no había sufrido bombardeos directos del Ejército israelí en 21 meses de asedio y ataques. De los nueve heridos, uno se encontraba en estado crítico.
El ataque motivó reacciones inusuales de líderes que en las matanzas diarias evitan criticar a Israel y que han llegado a apoyar abiertamente su «derecho a la defensa».
El lugar fue atacado por un tanque, según relataron los propios desplazados en el templo, poco después de la habitual oración matutina. «Estábamos sentados en paz (...) En un segundo, vimos que el mundo se había convertido en cenizas, niebla y piedras que salían volando», señaló Ihab Ayaad, un gazatí desplazado.
Entre los heridos se encuentra su párroco, el argentino Gabriel Romanelli, al que el papa Francisco telefoneaba todos los días desde que comenzó la invasión israelí y hasta poco antes de su fallecimiento, para conocer la situación de los centenares de desplazados que se refugiaban en esta iglesia.
En diciembre de 2023, un francotirador israelí ya abrió fuego contra la parroquia y mató a tres mujeres, entre ellas una madre y su hija. Pero hasta ayer, Israel no la había bombardeado directamente.
«Estábamos en un lugar seguro. De repente, se derrumbó», relató Ayaad, que recordó que Israel cuenta con tecnología para determinar qué está atacando. Unas 400 personas se alojaban en la parroquia en el momento del ataque, entre ellas ortodoxos que huyeron del ataque israelí a la iglesia de San Porfirio en 2023.
CONDENAS
El papa León XIV recibió «con profunda tristeza la noticia de la pérdida de vidas humanas y de los heridos» y reiteró su llamamiento a un «inmediato alto el fuego».
El presidente de EEUU, Donald Trump, llamó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para decirle que «ha sido un error bombardear esa iglesia católica». Según la Casa Blanca, Netanyahu «lo reconoció». La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, calificó de «inaceptable» el ataque, afirmando que «ninguna acción militar puede justificar tal actitud». «Los ataques contra la población civil que Israel viene demostrando desde hace meses son inaceptables», indicó Meloni.
También su ministro de Exteriores, Antonio Tajani, criticó que «los ataques del Ejército israelí contra la población civil de Gaza ya no son admisibles». «El ataque de esta mañana también ha afectado a la iglesia de la Sagrada Familia de Gaza, un acto grave contra un lugar de culto cristiano (...) Es hora de parar y encontrar la paz», escribió Tajani en X.
El Gobierno francés condenó el «inadmisible» bombardeo de la iglesia «bajo la protección histórica de Francia». «Estos ataques son intolerables. Es hora de que la carnicería en Gaza acabe», afirmó el ministro de Exteriores, Jean-Noël Barrot.
Tanto las autoridades israelíes como las palestinas reconocen el papel del Estado francés como «protector de las comunidades religiosas en Tierra Santa».
«Esta tragedia no es mayor ni más terrible que las muchas otras que han asolado Gaza. Muchos otros civiles inocentes también han sido heridos, desplazados o asesinados», denunció el Patriarcado Latino de Jerusalén (máxima representación católica en Palestina), que pidió que los líderes del mundo «hagan todo lo necesario para detener esta tragedia injustificable».
El Ejército israelí «lamentó» el ataque y aseguró que no ataca lugares religiosos. Pero en realidad ha destruido o dañado casi mil mezquitas, así como tres iglesias cristianas y 19 cementerios (que además profanó exhumando los cuerpos).
Ha matado a 225 clérigos o imanes y entre los lugares atacados se encuentran la Gran Mezquita Omari de Gaza (siglo XVI) y la iglesia ortodoxa de San Porfirio (siglo XII), la mezquita y la parroquia más antiguas de Gaza, respectivamente. El bombardeo israelí causó 18 muertos en San Porfirio.
En octubre de 2023, había 1.017 cristianos en Gaza, de los que 135 eran católicos. Hoy pueden ser varios centenares menos por las muertes en bombardeos y por falta de tratamiento médico.
Las víctimas en la iglesia católica forman parte de los más de 41 que Israel mató ayer en Gaza antes del anochecer y se suman a los más de 90 muertos el miércoles. Al menos 26 murieron mientras buscaban alimentos.
El alto el fuego no cierra la crisis siria
La retirada del Ejército sirio de la región de Sueida, al sur del país, tras los bombardeos israelíes y la presión de Estados Unidos está lejos de haber resuelto la crisis. Según la ONU, 2.000 familias se han visto desplazadas tras cinco días de enfrentamientos entre tribus beduinas árabes y grupos drusos, en los que participaron los ejércitos de Siria e Israel. Las familias desplazadas se encuentran refugiadas en una docena de alojamientos colectivos y sus hogares han sido dañados o saqueados.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos estima que más de 370 personas han muerto desde el pasado domingo.
Los choques involucraron inicialmente a grupos de la minoría drusa y a clanes beduinos, pero el envío de las fuerzas de Damasco a esta región donde la seguridad estaba en manos de facciones locales abrió un nuevo frente de batalla. Un primer alto el fuego saltó por los aires cuando intervino el Ejército israelí y bombardeó a las fuerzas gubernamentales. Finalmente, líderes drusos y el nuevo Gobierno sirio, liderado por Ahmed al-Sharaa, anunciaron el miércoles un alto el fuego por el que se procedió a una retirada de las tropas gubernamentales.
Si durante la intervención del Ejército se denunciaron saqueos, humillaciones y ejecuciones sumarias contra los drusos, ahora son los beduinos los perseguidos y los que han huido en masa. Miles de personas han escapado hacia las zonas desérticas del este por temor a represalias.
La minoría drusa mantiene una relación tensa con el Gobierno islamista en Damasco, pero tampoco es uniforme. Mientras algunos clanes llegan a acuerdos con el Ejecutivo, otros, como el jeque Humita al-Hijri, han rechazado todos los pactos alcanzados hasta ahora y son, en gran parte, responsables de la persecución de los beduinos.
Por su parte, Israel afirma que actúa en defensa de esa minoría en Siria y, bajo esta premisa, acometió el miércoles bombardeos contra el Ministerio de Defensa y las inmediaciones del Palacio Presidencial en Damasco. Pero su intervención se enmarca mejor en una estrategia para imponer su modelo de Oriente Medio. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, alardeó ayer de usar la fuerza para ello. «Este es un alto el fuego que... se logró con la fuerza. No con peticiones ni súplicas, sino con la fuerza. Logramos la paz con la fuerza, la tranquilidad con la fuerza, la seguridad con la fuerza, en siete frentes», sostuvo en un mensaje en el que insistió en que Israel no permitirá que tropas del nuevo régimen sirio sean desplegadas al sur de Damasco, una demanda fuera de toda legalidad internacional.
Finalmente, la posición de Al-Sharaa ha quedado muy tocada. Sin poder defender la soberanía del país, tiene difícil justificar seguir negociando con Israel, y su autoridad puede verse cuestionada por las múltiples facciones que trata de conciliar.P. R. A.

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