Raimundo FITERO
DE REOJO

Noción de justicia

Entre proposiciones, preposiciones y propuestas el tiempo huye y la fama se pierde. Converger es una fuga de las realidades contrapuestas en las que transcurre la vida al borde de la controversia convertida en material fungible. Alguien me puede describir con frases simples una noción ecuménica de lo que significa la justicia sin llegar a ponerse estupendo y hablar de la Justicia, en estos momentos históricos. ¿Las leyes, los legisladores, los abogados, los jueces y fiscales, el ministerio de Hacienda, el obispo de Calahorra o los árbitros que acaba de imponer Florentino en LaLiga?

En mis múltiples recaídas en la suspicacia y el cinismo, he pasado por etapas con ideas férreas, otras flexibles, algunas ergonómicas y hasta dogmáticas sobre lo que era creer en la justicia como asidero para evitar la deserción absoluta como ser social. ¿Cuántas veces habré escrito y pronunciado ese desastre capador de cualquier atisbo de supervivencia de asegurar sobre algún acontecimiento casual como justicia divina? ¿Qué significa hoy aplicar la Justicia? ¿Quién y cómo la aplica? Contemplando el mundo en un desplegable cuesta encontrar huellas de alguna justicia social, política, económica, ética que no se encuentre en estos momentos superada por las decisiones absolutistas de gobernantes endemoniados. Escribo Gaza y me sangran los dedos. ¿Qué justicia aquí y ahora puede aplicarse a este pavoroso genocidio tan consentido internacionalmente?

Veranear a golpe de informes policiales, autos judiciales, imbecilidades políticas y sin una canción predominante clara es una injusticia libidinosa.