FÚTBOL EN MOSTAR, TENSIÓN Y RIVALIDAD MÁS ALLÁ DEL DEPORTE
Tres décadas después de su final, las cicatrices de la guerra civil en Bosnia-Herzegovina son aún evidentes. Mostar es una ciudad dividida entre bosniacos musulmanes y croatas católicos, una situación que se traslada al fútbol con la rivalidad, y algo más, entre Velez y Zrinjski.

De esa zona para allá no lleves esa chaqueta, aquí tranquilo, aquí estás en casa». El joven empleado de un kebab de Mostar está sorprendido de que un turista haya entrado a almorzar a las doce del mediodía. El establecimiento está en la parte vieja de la ciudad, pero no en la ruta más comercial, y a esta hora los visitantes aún están en la zona del puente viejo, el Stari Most. Así que el empleado tiene tiempo para compartir un par de frases sobre fútbol con el extraño que viste una sudadera del Velez Mostar, equipo del que salió Meho Kodro en dirección a Donostia para jugar en la Real de John Benjamin Toshack allá por 1991.
El joven del kebab sabe del pasado txuri-urdin de Kodro -incluso identifica a la actual Real con Oyarzabal, aunque se declara seguidor del Barça, cuya camiseta también vistió el antiguo ariete. «Me gusta el tikitaka del Barça y de España, aunque la Real juega muy bonito también. Me gustaría que el Velez Mostar jugará como ellos», comenta.
La advertencia sobre dónde llevar y dónde no la chaqueta del Velez parece importante. En la ciudad se palpa la tensión futbolística -reflejo de mucho más- entre el Velez Mostar y el Zrinjski. Es posible que el lector no haya oído hablar jamás de este segundo equipo, incluso habiendo visitado la ciudad. La zona en la que se suele mover el turismo es claramente pro Velez. Dan fe de ello las numerosas pintadas en favor del equipo rojo.
UN IDIOMA, DOS ALFABETOS...
Nos alejamos de la avenida Tito siguiendo un reguero de murales en el entorno de un centro comercial abandonado tras la guerra. Un ultra de la Red Army Mostar se acerca con paso firme y mirada mitad curiosa mitad recelosa. Su desconfianza se reduce un poco al escuchar un «zdravo» y ver una mano tendida. Se presenta como Adem, y tras la pertinente referencia a la Real y a Kodro se muestra encantado de poder hablar sobre su equipo, su grupo de fans y la rivalidad étnica en Mostar.
Tiene claro que Velez es el equipo de los bosniacos de Mostar, el mayor grupo étnico del país junto a croatas y serbios. Tres grupos que comparten idioma -aunque con dos alfabetos- y cuyas diferencias culturales más evidentes están ligadas a la tradición religiosa: islam, católica y ortodoxa, respectivamente.
Tras las guerra de los 90, en Mostar quedan sobre todo bosniacos y croatas, bastante divididos geográficamente. Adem lo explica muy gráficamente con el brazo; «hacia allí son croatas, nosotros somos bosniacos». En sus palabras añade además un orgullo especial por ser del sur del país, de la zona de Herzegovina, no como los bosniacos de la capital, Sarajevo.
La guerra entre serbios, bosniacos y croatas (1992-95) acabó con los puentes de la ciudad -fueron reconstruidos posteriormente- y sigue aún presente en algunos edificios, en las charlas de los guías y en la memoria de muchos habitantes.
ENFRENTAMIENTOS ENTRE ULTRAS
«Los croatas me atacaron con un arma y me hicieron esta cicatriz», apunta Adem mientras muestra una cicatriz en la rodilla, como si hubiera sido víctima en aquel conflicto. Una rápida mirada a su barbilampiño rostro antecede a una expresión suspicaz. «¿Pero, en la guerra tú qué edad tenías?». Como respuesta, enseña la imagen de una reyerta entre ultras del Velez y del Zrinjski, y otra foto de una bengala, que parece ser la ‘gun’ con la que lo atacaron.
Adem tiene claro que Velez es el equipo de los bosniacos y el Zrinjski el de los croatas, pero en la tienda del Velez Mostar habían dado una versión distinta. Allí defienden que Velez es un equipo abierto y que tiene jugadores y aficionados de las tres confesiones religiosas. E incluso de ninguna. O de otra.
Los bosnios pueden ser bosniacos, croatas, serbios, no adscritos o adscritos a otra etnia. Aunque estos últimos no podrán presidir el país, ya que el cargo rota entre miembros declarados en uno de los tres grupos principales. De todas formas, el verdadero mandamás del país es el Alto Representante, cargo elegido por la UE y que desde 2021 ejerce el alemán Christian Schmidt.
Lo cierto es que Velez Mostar sí fue, o es, un equipo con una vocación más integradora que su actual rival. Al menos en la etapa yugoslava, cuando la ciudad no estaba tan confrontada étnicamente, aunque en realidad estaba más dividida. Además de las actuales mayorías bosniaca y croata, había una cantidad de serbios mayor que la actual, y ni el sistema político ni la división geográfica estaban tan influidas por la etnia. Varios croatas reconocen que sus padres eran aficionados al Velez, pero la siguiente generación apoya ahora al Zrinjski.
Prohibido tras II Guerra Mundial
Un dato clave para contextualizar esa visión holística del Velez es el hecho de que el Zrinjski estuviera prohibido hasta el año 1992, porque durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial había participado en la liga organizada por los colaboracionistas.
La guerra civil trajo la rehabilitación del equipo que a día de hoy es referencia para los croatas, y que para más inri se acabaron quedando con el campo de fútbol del Velez, el estadio Bijelim Brijegom, ya que estaba en su nueva zona de la ciudad. El fútbol como reflejo de una cambiante situación política.
Para poder saber donde está la ‘frontera’, en algunos lugares se puede leer que el Mostar actual está dividido por el río Neretva. En realidad, es el Bulevar de un poco más al oeste el que separa la parte vieja de la zona nueva. Una ancha calle por la que circulan muchísimos coches pero que pocos peatones cruzan.
Si a la rivalidad étnica le añadimos que los ultras del Velez suelen ser etiquetados de izquierdas, y los del Zrinjski de derechas, aún tiene mayor valor el aviso sobre dónde no pasear con la chaqueta de cada equipo.

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