Richotti se ceba en los fallos finales de David Doblas
Una canasta del argentino a siete segundos del fin decantó el partido en favor de los locales, después de que el pívot de Pedreña errara dos tiros libres. Jason Robinson tuvo el tiro ganador, pero no entró.

CB CANARIAS 76
GIPUZKOA BASKET 75
Nadie puede poner en duda la entrega y el compromiso de David Doblas. Ni siquiera su calidad. Pero el partido que le salió ayer al de Pedreña fue como para olvidar. O para aprender, quién sabe. No porque Blagota Sekulic le amargara la mañana, sino porque fue el propio Doblas, con cuatro tiros libres errados y una pérdida absurda al entregar el balón a Salgado cuando el de Santutxu aún estaba en campo defensivo, uno de los factores esenciales de la derrota de Gipuzkoa Basket en Tenerife.
Y además de Doblas, Richotti. Con 74-75 para los guipuzcoanos a falta de escasos segundos, la escuadra chicharrera paraba con faltas a Doblas, buscándole las cosquillas, después de que el cántabro empezara a gran nivel pero se fuera descentrando por culpa de las faltas. El pívot erró los dos tiros y el rebote cayó para el Iberostar Tenerife. Cuando Nico Richotti agarró el balón, emparejado por el cambio defensivo con Doblas, sus compañeros se abrieron, forzando el uno contra uno. El argentino se lanzó a la canasta, bien marcado por el discípulo de Sito Alonso. Doblas impidió la bandeja, pero no pudo taponar el lanzamiento en fade away del sudamericano. A falta de siete segundos, Richotti establecía el 76-75 definitivo.
Jason Robinson dio un paso adelante para buscar la canasta de la victoria, pero su lanzamiento se tropezó con el aro.
Muchas cosas bien hechas
Sito Alonso pedía que sus jugadores dieran un paso más en su evolución como equipo, y estos respondieron. Aguantaron el primer envite protagonizado por Sekulic y Saúl Blanco, y de la mano de Doblas y Salgado, autor de ocho puntos consecutivos, llegaron a situarse con ventaja al descanso: 36-38.
Neto y Jason Robinson dieron también un muy buen rendimiento, mientras que la aportación de los interiores decrecía por las faltas. El trabajo colectivo, con buenos minutos de Hanley y Winchester, servía para compensar esa carencia, pero al final faltó algo de suerte y Richotti supo sacarle partido.

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