De niño siempre soñé con ser como Tarzán para ir de liana en liana, al viento la melena, huir nadando de fieros cocodrilos y a lomos de un elefante recorrer la espesa jungla; luchar con salvajes zulús que no cesan de repetir amenazadores gritos a modo de lenguaje «umuntu, nigumuntu, nagamuntu» para, al final de una cansada jornada selvática, poder regresar a mi casa en lo alto de un baobab (un árbol la hostia de grande, ignorantes), encontrarme a Maureen O'Sullivan enfundada en pieles friendo un huevo de avestruz para cena y poder decirle de manera poética y civilizada: «Mí Tarzán, tú Jane», mientras Chita me hace los coros.

Hace poco me enteré que umuntu, nigumuntu, nagamuntu es un adagio en lengua zulú que viene a decir «una persona es una persona a causa de los demás», que deriva en Ubuntu «Yo soy porque nosotros somos» (de ahí lo del Linux). Frente al delimitativo «yo» por contraposición al «tú», aquellos salvajes ya habían descubierto, sin necesitar la ayuda de Lacan, que son los otros los que nos constituyen como sujeto. Cosas de la tribu.

«Yo soy porque nosotros somos» era el punto de partida de la praxis política del que fuera durante años el preso 466/64 de la isla de Robben y que murió el jueves. Para su excarcelación no le pedían sino que renunciara a la lucha armada y condenara las acciones de su organización Umkhonto we Sizwe (Lanza de la nación), el brazo armado del Congreso Nacional Africano. Nunca lo hizo. Pasó a ser considerado terrorista por la ONU; hasta el Congreso americano votó por incluir Umkhonto we Sizwe (el MK) en la lista de organizaciones terroristas extranjeras.

El preso 466/64, de nombre Nelson Mandela, junto a los suyos, los que le constituían como persona, ganaron en su lucha contra el sistema de segregación racial en Sudáfrica y Namibia, llamado apartheid. Mandela un comunista partidario si es necesario de utilizar la lucha armada para conseguir los objetivos políticos cuando se cierran todas las demás posibilidades ahora, en su muerte, es aclamado por todos, opresores y oprimidos. Los partidarios del yo, yo y yo y los del nosotros, nosotros, nosotros.

Ahora para el presidente de los Estados Unidos, el negro con alma blanca, Mandela es un ejemplo a seguir. Antes no. Incluso el campechano del Borbón rubricó con su firma una carta que dice: «Su vida (la de Nelson Mandela) ha sido un ejemplo de integridad y grandeza puestas al servicio de los demás. Sus sacrificios, sus convicciones, sus gestos y sus decisiones conforman el legado que deja a sus compatriotas y a todos los hombres y mujeres que en el mundo creen y luchan por un futuro mejor». Me veo a Rouco oficiando misas por la salvación del negro con alma negra.

La gobernadora de Madrí ha descubierto la conexión de la izquierda abertzale con los Bukaneros del Rayo Vallekano y con los Gitanitos de Ortiz. Si investiga se dará cuenta que la izquierda abertzale siempre ha tenido relaciones con el Congreso Nacional Africano. No desista