El día después del «no»
No se atreverán» o «a ver hasta dónde llegan», con sonrisilla de soberbia, son algunos comentarios que he escuchado acerca del proceso soberanista en Catalunya. Unas reflexiones que no llegaban desde España, anclada entre el «no toca» de los progres y el «a mí la legión» del fascio. Al contrario. Las dudas procedían de personas que también comparten el anhelo de construir su Estado propio pero que miran con escepticismo el camino emprendido por la mayoría de la sociedad catalana. Como si el movimiento independentista desatado constituyese una «performance» sin recorrido. Como si los ciudadanos que la protagonizan fuesen menores de edad a fácilmente deslumbrables con fuegos de artificio. No me parece justo.
Hace cuatro años, cuando residía en Barcelona, escribí que, como cantábamos en la parte de abajo de la Herriko de Iruñea cuando el «Erribera» de Benito Lertxundi nos mandaba a casa, llegaría el momento de proclamar «menos folklore y más hardcore». Parece que esa hora decisiva ya está aquí. Porque la verda- dera pregunta, una vez convocada la consulta, es saber qué se hace en Catalunya el día siguiente a que Madrid prohíba las urnas. De qué manera se responderá. Lo de ser razonables nunca ha sido una gran virtud de los líderes españoles. En ese contexto, uno se plantea: ¿Estará dispuesto Artur Mas (o el president que le suceda) a ser arrestado por defender el derecho de los ciudadanos a decidir su futuro? ¿Desfilarán las tanquetas de la Guardia Civil por las Ramblas? ¿Qué mecanismos adoptará la sociedad catalana para defender su palabra? No pretendo ponerme dramático, pero tocará valorar todos los escenarios. Por desgracia, tener razón y ser el campeón de la democracia no tiene por qué ser suficiente. Aunque ayuda. Ibarretxe ya demostró en 2005 que una de las opciones es no hacer nada y dejar que las proclamas de firmeza democrática se disuelvan en la amnesia colectiva. Confiemos en que no se cometa el mismo error. En mi opinión, el nivel de autoorganización y la riqueza de la sociedad catalana debería de ser el mejor antídoto para los pasos en falso y las tentaciones, tan vinculadas a los intereses de partido y de bolsillo, de refugiarse en el «quiero-y-no-puedo».
La democracia constituye una de las armas más efectivas contra el régimen. También, el escenario en el que el Estado se muestra más débil. Aprovechémoslo.
Moreno y Lisci, dos trayectorias de menos a más en Osasuna

«Elektronika zuzenean eskaintzeko aukera izango dugu orain»

«Gizarte aldaketa handi bat» eskatu du euskararen komunitateak

ASKE TOMA EL TESTIGO DEL HATORTXU EN ATARRABIA
