Hacer historia
2014 va a ser importante para Escocia y Catalunya, dos naciones en disposición de escribir un nuevo capítulo de su historia. En Euskal Herria, por el contrario, estamos lejos de hallarnos en ese momento determinante. Y puede resultar sorprendente, pues pocos hubieran apostado por que catalanes y escoceses nos adelantarían en la búsqueda de un espacio propio en el concierto internacional.
En Escocia siempre han tenido una conciencia nacional clara, nunca se han sentido ingleses. Pero una cosa es no ser inglés y otra querer independizarse de Gran Bretaña, y en ese camino ha tenido una gran importancia el trabajo del SNP. Con Alex Salmond como patrón, ha logrado imponerse en el que era un feudo del laborismo británico y desde las instituciones ha dado pasos en la consecución de su objetivo. La función catalizadora de ese partido ha sido fundamental.
En Catalunya -hablamos del Principat, no de los Països Catalans- el sentimiento nacional lo representan varias fuerzas políticas, pero hasta hace poco la orientación del Parlament no era ni de lejos la que es hoy día. Ocurre sin embargo que en ese país hay un sentimiento catalanista muy ligado al ámbito social y cultural, ajeno al debate partidista, y que a la hora de la verdad y gracias a la torpeza española ha empujado a los políticos y ha posibilitado el actual escenario.
¿Y aquí qué? Pues en Euskal Herria existe una identificación muy marcada con opciones políticas concretas, lo que ha obstaculizado movimientos unitarios. Por decirlo rápido y mal, la gente ha sido del PNV o de HB, y con escaso tránsito entre ambos vestuarios. De Sabin Etxea ya sabemos qué podemos esperar, «rien de rien». Son una máquina de ganar elecciones, y punto, algo que no gusta a parte de su parroquia pero que no es sinónimo de nada. La izquierda independentista sabe que cualquier iniciativa que lleve su sello será siempre rechazada por esos jeltzales desencantados pero jeltzales por encima de todo.
Por eso iniciativas como Gure Esku Dago son muy interesantes por su capacidad de tender puentes que permitan a este pueblo presentarse ante el mundo como tal, no como partido o movimiento. Y, sin embargo, hay quien al día siguiente de su presentación ya había escrito un artículo para criticarla.
En fin, es lo que hay. En 2014 nosotros también tendremos que decidir si queremos hacer historia o seguimos con las historias de siempre.

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