GIPUZKOA BASKET - LABORAL KUTXA BASKONIA

Nadie hubiera imaginado que, a tres jornadas para terminar la primera vuelta, Gipuzkoa Basket pudiera estar en condiciones de decidir el destino de Laboral Kutxa Baskonia de cara a su clasificación, o no, para la Copa. Pero es así. El conjunto donostiarra, con sus altibajos y limitaciones, ha mostrado un juego más compacto y regular que el que dirige Sergio Scariolo, capaz de «mirar a los ojos» e incluso ganar a equipos como Panathinaikos, y sufrir bochornosas derrotas.

Por eso el derbi de este mediodía en Illunbe se presenta como un duelo de altura, en el que ambos contendientes se han ganado el derecho de mirar a su rival a los ojos, a ver quién puede más o menos. Por el momento, Gipuzkoa Basket no solo suma un triunfo más que Laboral Kutxa Baskonia, sino que además se halla incrustado entre los ocho primeros. Mientras, su rival no solo precisa ganar este partido -y otros-, sino que debe sacar una buena diferencia con el que compensar su muy mal basket average.

A toda la irregularidad baskonista se le suma la ausencia por lesión de Lamont Hamilton, algo que en apariencia debe igualar la ventaja teórica que tienen los gasteiztarras en el juego interior. Al igual que lograra el viernes ante Panathinaikos, Tibor Pleiss deberá guardarse de las personales, aunque es de suponer que Sergio Scariolo confiará en Illimane Diop más que en el partido de Euroliga; también es posible que dé minutos a Nocioni como falso pívot, jugando con los cinco jugadores bien abiertos.

Lo que sí va a suponer la baja de Hamilton es la inclusión de Giuseppe Poeta en la convocatoria gasteiztarra. El base italiano, después de jugar seis minutos ante el Panathinaikos, podrá disponer de minutos ante Gipuzkoa Basket. Si ante los helenos mostró una notable capacidad defensiva, también tendrá que mejorar sus prestaciones en ataque, o de lo contrario conseguirá que los de Sito Alonso cierren cualquier resquicio y el ataque gasteiztarra se colapse.

«Todo es posible»

En la parte donostiarra, Sito Alonso insistía durante la semana que «para competir ante el Laboral Kutxa Baskonia, tenemos que hacer las cosas perfectas. Al menos en entrega y en lucha, tenemos que redoblar nuestros esfuerzos, y quizá así tampoco seamos capaces de ganarles. Pero cuidado si conseguimos ser competitivos».

En ese sentido, el preparador de Monzón se centraba en el lema del club donostiarra para este derbi: «Todo es posible». «Hemos conseguido que Ramsdell, que lleva más partidos en LEB Plata que en la ACB, y Nocioni, que es uno de los mejores jugadores del mundo en su posición, puedan enfrentarse cara a cara; eso es lo que vale y por lo que me da ilusión este equipo», dijo.

Asimismo, en previsión a que Illunbe reciba una muy buena entrada entre aficionados donostiarras y baskonistas, el técnico aragonés quiso hacer mención a los «5.500 que el año pasado seguían viniendo a vernos. Yo me alegro si se llena la cancha, por supuesto, pero quisiera reconocer la fidelidad de esos otros aficionados».

Respecto al partido, reconocía que Laboral Kutxa Baskonia, después de una primera vuelta accidentada, «ha recuperado ya su mejor versión. Ganó en Málaga con un excelente tercer cuarto, y luego venció también al Obradoiro y al Barcelona, y llega con necesidad porque una derrota les supondría casi quedarse fuera de la Copa, que es un objetivo muy bonito».

Precisamente la meta de clasificarse por segunda vez en su historia para este torneo le empieza a seducir a Sito Alonso -al fin- que, sin embargo, incidía en que, a diferencia de Laboral Kutxa Baskonia, «no es una obligación» y que no variará la opinión que tiene sobre el rendimiento de sus jugadores «si quedan sextos, séptimos, octavos o fuera de la Copa».