OLAIZOLA-ARETXABALETA 20

XALA-ZUBIETA 22

El Ogeta gasteiztarra es un frontón fetiche para Xala-Zubieta, no en vano, el recinto de Mendizorrotza fue el escenario en el que los dos pelotaris de Aspe se calaron la txapela del Parejas de 2010, tras imponerse a Gonzalez y Laskurain en la final. Por momentos, el de Lekuine y el de Etxarri recordaron a aquella dupla sólida y efectiva de hace ya casi cuatro años y todo les hizo falta para superar a unos Olaizola II-Aretxabaleta que, por mucho que tengan su pase virtualmente encarrilado, les exigieron al máximo en uno de los mejores partidos de lo que llevamos de campeonato.

Como en la competición de hace ya casi un lustro, el comienzo de Xala y Zubieta ayer en un Ogeta con ambiente de final no fue del todo alentador, con fallos de comunicación que les costaron algún tanto y con la única idea de cargar el juego a los cuadros largos de un recinto especialmente exigente para los zagueros. Sin embargo, por mucho que Zubieta, con las manos muy recuperadas, mejorara con creces actuaciones cercanas, esto no era suficiente para emular a Zabaleta el sábado pasado y romper el choque a pelotazos.

En su vuelta a las canchas, Andoni Aretxabaleta cumplió con creces y cubrió muchísima cancha, por mucho que ayer se quejara de no ser capaz de dejarle mucha pelota franca a un Aimar Olaizola que volvió a vaciarse en defensa y a aprovechar sus escasas oportunidades.

Xala da un paso adelante

Tras el empate a nueve, el zaguero de Markina pasó una pequeña crisis -dejó un saque sin restar y echó abajo dos pelotas- pero un rápido paso por el vestuario le sirvió para regresar a la cancha con aparente normalidad, aunque al término del partido reconociera que se le cargó la mano y se marchara a casa nada satisfecho con su más que digna actuación.

Ahí fue cuando las constantes indicaciones de su zaguero, los consejos de Jokin Etxaniz o el ánimo de una grada que mayormente se volcó con el lapurtarra consiguieron que Xala entendiera que debía ser mucho más osado en ataque, aún más en un recinto que agradece como pocos los remates y ganchos.

Aunque pudieran tener algo más de golpe, romper el partido atrás se antojaba imposible salvo hecatombe de Aretxabaleta que no se produjo y el dominio de Zubieta en los cuadros largos solo fue efectivo cuando Xala se decidió a buscar el gancho o sus potentes voleas.

Con sus aciertos y errores, Aimar Olaizola llevaba tiempo tratando de aprovechar la más mínima oportunidad arriesgar y entrar al remate, pero fue en cuanto Xala decidió no rehuir al cuerpo a cuerpo con el de Goizueta, cuando el choque ganó muchísimo en espectacularidad y, combinando las potencialidades de ambos, las opciones de los de Aspe, que llegaban tras cuatro derrotas consecutivas, cotizaron muy al alza.

Los gestos de rabia tras cada buen tanto de Xala denotaron la importancia del punto para la pareja de Aspe, y despojaron al de Lekuine de la imagen indolente que le persigue, llevándolos a conseguir un punto vital. Sin ninguna concesión, Olaizola y Aretxabaleta al menos salvaron el average particular y el público del Ogeta salió con ganas de repetir.