Joseba VIVANVO
Internacional

Sacan pecho

El Liverpool presenta sus credenciales al título y el Bayern recibe 110 millones de la aseguradora Allianz.

«El míster estaba realmente decepcionado en el descanso. Era la vez que más enfadado le he visto», reveló el donostiarra Mikel Arteta, que marcó el único gol del Arsenal en Anfield. La arenga, sin embargo, no sirvió de mucho puesto que el Arsenal acabó perdiendo por 5-1 ante el Liverpool; bueno, ya perdían 4-0 al descanso. Era el partido con mayúsculas de la jornada del fin de semana en la Premier League. En apenas veinte minutos, los Reds le hicieron cuatro a los Devils, los dos primeros obra del central eslovaco Martin Skrtel, un tipo de 1,91, cabeza rapada y un sinfín de tatuajes tribales tanto en brazos como en su torso, tan aficionado que en cierta ocasión participó en una sesión para reunir dinero para las familias de las víctimas del desastre de Hillsborough.

El conjunto de la ribera del Mersey terminó el fin de semana cuarto a seis puntos del Chelsea -aunque hay jornada intersemanal y de momento los Blues empataron el martes en casa del West Bromwich de Pepe Mel-, y aún tiene que recibir al equipo de Mourinho y al Manchester City en su casa antes de que termine la temporada; además, a diferencia de los rivales que tienen por encima, el Liverpool no disputa competición europea, lo que le afianza como un nuevo aspirante al título.

Se habla mucho de la apisonadora goleadora del City y sus 68 goles, pero los Luis Súarez, Daniel Sturrigde y compañía suman ya 63. Quien sabe si los de Brendan Rodgers son el tapado de una Premier donde el Arsenal ha perdido el liderato -y anoche en la nueva jornada liguera recibía en casa al United-; el City de Pellegrini no pasó del 0-0 en su feudo y es la primera vez que suma dos partidos consecutivos sin marcar desde hace dos años; y el Chelsea se ha encomendado al genial Eden Hazard -tres goles este fin de semana- para asomar la cabeza.

Todo apunta que entre esos cuatro se van a jugar el título que aun ostenta un Manchester United que va de mal en peor. Los de David Moyes enviaron 82 centros al área del Fulham, colista, récord absoluto en las cinco grandes Ligas europeas desde 2006. Y aun así, solo pudieron empatar a dos, después de que el equipo de Fernando Amorebieta -su última titularidad en Liga fue el 11 de enero- se adelantara, los Devils voltearan el marcador en dos minutos avanzada la segunda mitad y el Fulham igualara en el 94. Los puñetazos al aire de Moyes y sus gritos de «yes, yes» tras dar la vuelta al resultado contrastararon minutos después con los gestos de incredulidad en la grada de su antecesor, Sir Alex Ferguson. En 5 meses han ganado en Old Trafford el WBA tras 35 años, el Newcastle tras 41, Everton tras 21, Tottenham tras 25 y el Fulham empata tras 11. Moyes está liderando todos los récords negativos en Manchester.

El United es séptimo, justo por detrás de la pugna particular que mantienen Tottenham y Everton por la quinta plaza, y en la que de momento han salido favorecidos los Spurs en el choque que les enfrentaba este fin de semana y que terminó con victoria de los primeros gracias a un solitario gol de Adebayor, mientras Roberto Soldado sigue calentando banquillo.

Si el Liverpool-Arsenal atrajo todas las miradas en Inglaterra con permiso de Gales, donde el el derbi Swansea-Cardiff se resolvió con un 3-0 a favor de los `cisnes', no sucedió lo mismo en Europa. Un fin de semana con grandes partidos, algunos de enorme rivalidad histórica. En la Bundesliga se jugaba el Nurenberg-Bayern de Munich, el 188º derbi entre franconianos y bávaros. Los primeros se mostraban confiados en acabar con la imbatibilidad de los de Guardiola, pero la realidad es más tozuda y estos, con dos goles, acabaron con esas esperanzas.

El Bayern puede ser el vigente campeón y aspirante a reeditarlo, pero están a la zaga de sus vecinos del Múnich 1860 -de la 2.Bundesliga-, al menos, en cuanto a `sex appeal'. Esto según las palabras del nuevo director del 1860 Markus Rejek, que comentó a los reporteros que su club era más sexy que el Bayern (literalmente dijo «tiene más sexo»). El presidente ejecutivo Karl-Heinz Rummenigge, que no se calla ni debajo del agua, le respondió: «Vienen más chicas y mujeres a ver el Bayern. Eso debería demostrar que somos el equipo más sexy». Sin embargo, Rejek no había terminado y dijo que el 1860, miembro fundador de la Bundesliga y en Segunda División desde 2004, es «uno de los clubes más tradicionales de Alemania, con una identidad familiar, y con aficionados apasionados que no miden su amor al equipo por los trofeos».

Lo que nadie puede discutir al Bayern es su capacidad económica, reafirmada después de que se haya hecho pública la compra de acciones del club por valor de 110 millones de la aseguradora internacional Allianz, cuyo dinero salda todas las deudas de la entidad y el resto será dedicado a la cantera.

Mientras el líder sigue a lo suyo, el Bayer Leverkusen se acercó al segundo puesto con su victoria 1-0 sobre los `potros' del Mönchengladbach, pero el Dortmund reaccionó bien despachando al Werder Bremen con un 1-5 -dos de Lewandowski-, pero perdiendo por lesión a su estrella Marcus Reus. Y mientras el Schalke huele a Europa y suma 13 de los 15 últimos puntos posibles, sexta derrota consecutiva del Dinosaurier Hamburgo, que huele al primer descenso de su historia, y cuyo marcador electrónico en el estadio, que cuenta los días que lleva en Bundesliga 1, peligra.

Berlusconi duda de Seedorf

Nada cambia en Alemania... y tampoco en el Calcio. «Si es inteligente no vendrá a Italia», le avisó Claudio Gentile, aquel defensor italiano que `secó' a patadas a Diego Maradona en el Mundial´82. Se lo decía a Paul Gascoigne, el díscolo Bad boy del fútbol inglés que fichaba por la Lazio en 1992. Gazza se despidió de las Islas con una noche de borrachera que dio la vuelta al mundo y recaló en la Ciudad Eterna donde, tras un irregular aterrizaje, levantó vuelo justo en el derbi ante la Roma, anotando el gol de la victoria. Su técnico entonces era el mítico Dino Zoff, quien años después, al ser preguntado por Gascoigne, respondía: «Desayunaba un helado, almorzaba con cerveza y cuando se lesionó explotó como una ballena, ¿pero me pregunta como jugador? Era fantástico, me encantaba ese muchacho. Él era un genio, un artista», explicaba.

Este domingo se jugaba un nuevo clásico romano, Lazio-Roma, lejos de aquellos años dorados de héroes caídos como Paul Gascoigne. «¿Cómo llegué a este estado? -confesaba años después- Todo es culpa de la cocaína. Estaba ahí, en un plato y pensaba `debo probarla'. Pero nunca la dejé. Me encerré en una habitación por seis semanas, llegué a aspirar 16 líneas por día. Entré en un estado de confusión increíble: hacía llamadas telefónicas absurdas, como cuando llamé a mi padre para organizar un partido de ajedrez con Bill Clinton y George Bush. Bebía cuatro botellas de whisky por día».

Al final, empate a cero y ningún jugador de la Roma en camilla, después de que el nuevo técnico de la Lazio, Edy Reja, dijera en la previa que quizá algún romanista saldría lesionado. «Si dice eso en sala de prensa, ¿que dirá en el vestuario? ¿Que rompan piernas?», replicó su homólogo Rudi García.

La Juventus, con dos goles del Apache Tévez, desperdició un 0-2 y la oportunidad de colocarse con 11 puntos de ventaja, al conceder en el último minuto el 2-2 en casa de la revelación Hellas Verona, otro golito incluido de Luca Toni. «Tal vez este revés nos ayude, el equipo necesita ser humilde. La Liga no está ganada todavía», declaró el entrenador juventino, Antonio Conte, que, enojado por el empate, anuló el día de fiesta del equipo y los reunió para una extensa charla en la que les reclamó más concentración.

El Napoli sigue tercero a tres puntos de los romanos tras ganar 3-1 a un triste Milan del que el dueño del club, Silvio Berlusconi, ha declarado: «Quiero equivocarme, pero no me está gustando el inicio Clarence (Seedorf)», nuevo técnico milanista. Para más escarnio, Mario Balotelli, al que desde la grada un aficionado pidió con una pancarta ``Balo... en vez de tuitear, piensa en jugar'' -su nuevo peinado fue portada hasta en ``La Gazzetta dello Sport''-, rompió a llorar en el banquillo al ser cambiado, pero por los insultos racistas que recibió desde la grada napolitana. Hizo un partido horrible, quien sabe si afectado por las pruebas de paternidad de una hija no reconocida y que han dado positivo.

No defraudó, en cambio, en la Ligue 1 el Mónaco-PSG, a pesar del empate final a uno, igualdad que ambos repiten en sus últimos cinco enfrentamientos oficiales. Tenso, duro por momentos y la ventaja de cinco puntos a favor de los parisinos que se mantiene. No marcó Ibrahimovic, quizá haciendo caso a su agente, Mino Raiola, quien dijo esta semana: «Le he dicho a Zlatan que deje de hacer goles espectaculares, deja en evidencia a toda la Ligue 1».

Grandes duelos europeos como el derbi vienés entre Rapid y Austria (3-1 a favor de los `Verdes'), el club de los trabajadores frente al de la clase media, surgidos en el mismo barrio de Hietzing, fue la cuna de ambos equipos. El propio Matthias Sindelar, que se negó a jugar con la selección de Hitler y considerado como uno de los mejores futbolistas austríacos de todos los tiempos, sólo fue expulsado una vez en su vida y precisamente en este derbi, por una bofetada a un rival. Qué es el fútbol sino un psicoanalista gratis.