«Existe una sobrevaloración de la composición; creemos que deberíamos ser compositores»
Los navarros De 2 en Blues Band están cerca de cumplir su 25 aniversario. Un cuarto de siglo dedicado al blues y sin pervertirse, quizá porque al frente de la banda se encuentra un buen abogado, Miguel González. «Groovin' the Blues» es su novedad, publicado por Gaztelupeko Hotsak.

No son muchas las formaciones de blues que circulan por Euskal Herria y menos aún que no se vicien con el blues de tipo verbena para que el oyente lo pase bien en fiestas o en el festival de turno.
Buscando pureza o al menos toda la dignidad posible que unos blancos vascos le pueden dar al bues, nacía en Iruñea en 1990 De 2 en Blues, integrada por Michel Remón, periodista en aquellos días (desafortunadamente fallecido hace unos años), y Miguel González, abogado recién colegiado y en activo en la actualidad. Ambos eran amigos y ya había tocado en Riff Blues Band, formación pionera Con todo, la banda bues más importante de aquellos años fueron Alpargatas Cuando Llueve Blues Band, creada un poco después de RBB y donde también estuvo Miguel. Eran septeto y ya utilizaban dos guitarras de doble punteo.
Una noche, tres ocho meses de brega, en una actuación en el Niza, contacta con ellos Carlos Galindo, bajista, quien estuvo en el mítico grupo de corte progresivo Magdalena. Charlan, comparten puntos de vista y el dúo se convierte en banda junto con Alfredo Olaverri, amigo de Carlos. Ya son De 2 en Blues Band. En 1992 entra en la banda Mariano «Betts» Berastegui, ex Alpargatas Cuando Llueve Blues Band. En 1995 se incorpora el armonicista y guitarra Patxi Ruíz. El grupo se mantiene estable hasta 2008. Publican «En directo» y «Bluesoul». Tocan en los festivales de Getxo, Tolosa, Elorrio, Madrid... En este año Carlos «Funky» Galindo se marcha a vivir fuera, se pierde un buen músico y amigo. Entran Sergio Pérez al bajo y Alberto Navascués (Los Dinosaurios, Mal Temple...) a los teclados. La banda siente que necesita expandir su sonoridad y las teclas son una buena opción.
Para tocar en eventos exigentes (como Jazzaldia) cuentan con Broken Horns, sección de viento, y coros femeninos con Arantxa Ojeta y Mª Fe Cortés, buenas voces que han acompañados a Barricada y Txarrena, entre otros.
Todo el armazón se encuentra en «Groovin` the Blues», uno de los mejores discos de blues, rock-blues e incluso toques soul que se han grabado en Euskal Herria y que hoy mismo presentan en Zizurkil.
Aprovechando las buenas cualidades como músicos The 2 en Blues Band retoman en su reciente cedé canciones de autores como John Lee Hooker, Freddie King,Billy Price y Fred Chapellier, Johnnie Taylor, de reconocido talento dentro del southern soul, y en el sur se quedan recreando «Southbound», de la Allman Brothers Band. Continúan con Jonny Lang y cierre del disco con el sonido esmeralda de Carole King y su «I feel the earth move».
¿Cómo se envenena de música su toga de abogado?
Desde pequeño me ha gustado la música. Mi padre era un grandísimo aficionado a la música clásica, a la ópera y al cine, y nos ponía a mí y a mis hermanos multitud de discos, distintas versiones del mismo tema para ver la que nos gustaba más, siempre estaba oyendo música y nosotros la asimilábamos; también veía mucho cine y me aficioné por él a todo tipo de cine, entre otros géneros, al musical americano, de donde nace mi amor por la música norteamericana y por el jazz; y, aunque no era tan adicto, mi padre, que era un hombre con una cultura inmensa, también tenía algunos discos de jazz que yo me ponía por mi cuenta y que me encantaban: Charlie Parker, Dizzie Gillespie, Duke Ellington, Louis Armstrong, Slam Stewart, Count Basie, John Coltrane, Ella Fitzgerald, etc.; esa música negra me llegaba al fondo, más que los demás tipos de sonido. Mi madre fue corista, cantaba muy bien, y también nos enseñaba muchas canciones.
Segundo en un concurso con «Mammy blue», de los Pop Tops.
Así fue, de chiquillo. Los Pop Tops también sonaban por casa en un tocadiscos Philips de esos que les podías poner diez singles de golpe.
Y lo absorbía todo: cine, musicales...
Cierto. Me encantaban las películas de Fred Astaire, de Gene Kelly, de Sinatra, etc. que veía en la tele; me quedé flipado con el Judas de «Jesucristo Superstar», que cantaba como un auténtico soulman. Vi «Hair», que, además de cultura hippy, también tiene toques de gospel y soul,, también la obra «Gospel», que tenía «Day by day» y «Preparad el camino al Señor». Unas de las primeras canciones que recuerdo desde niño y que me marcaron fueron «Soul finger» (de los Bar-Kays, del sello Stax, el del logo de la mano chasqueando los dedos), «Get ready», (la versión de The Temptations y la de «Rare Earth», de Tamla-Motown, el otro gran sello de soul), «I heard it through the gravepine», en la versión de Credence, Clearwater, Revival; «Friends» «I Like To Live the Love» y «Every Wants to Know Why I Sing The Blues», del maestro B. B. King, etc. En fin, que sí, que iba absorbiendo, como una esponja, todas esas influencias que me rodeaban y que me hicieron amar y decantarme por esa música fascinante, más que por cualquier otra. Allá donde hubiera alguna gota de música afroamericana o que tuviera alguna relación, allí me pegaba yo. Y así fue como me especialicé en esa música.
Con tanta cultura no extraña que surjan deseos de versionar (y muy profesionalmente) a tanto y tanto clásico y maestro...
A mi me gusta hacer versiones; es algo muy común y permitido en el mundo del blues y del soul, no es lo mismo que en el rock o en el pop, en donde, parece que, si no compones tu propio material, no tienes valor. Puedes desarrollar toda tu capacidad de expresión artística si llevas a tu terreno un tema que te gusta y lo interpretas a tu estilo. Existe una sobrevaloración de la composición propia; nos creemos que todos somos, o deberíamos ser, compositores, pero no todos somos Robert Johnson. Existen grandes canciones, obras maestras de un nivel al que ninguna composición tuya va a llegar; si puedes comer jamón ibérico, ¿por qué vas a comer jamón de York?; además, es altamente improbable que podamos ver a muchos de estos artistas tocando cerca de nosotros, por lo que la labor de dar a conocer y de acercar a la gente estos temas y que el público pueda disfrutar en directo de estas grandes canciones es muy importante, por eso yo prefiero interpretar una gran canción o una obra maestra, como las que hay en nuestro cedé, a tocar un tema de menor calado, por mucho que lo hayamos compuesto nosotros.
Se definen como amantes del blues de Chicago, pero ya ha dejado clara su pluralidad.
La referencia al blues de Chicago es en sentido amplio; tiene que ver, sobre todo, con el blues electrificado o amplificado, potente, desgarrado, mirando especialmente al estilo westside de la ciudad, que tan bien supo mezclar el blues con el soul o el gospel. Esto no significa que no hagamos también blues de Memphis o southern soul y southern rock. En realidad, estos son los ingredientes de nuestra música.
Cuenta con una gran voz para interpretar blues-rock (hubo mucho en Gran Bretaña), pero se decanta más por EEUU.
Siempre me ha gustado el rock-blues, grupos blancos de rock-blues, rock-soul o jazz-rock y aledaños, como John Mayall (en realidad, lo que él hacía era auténtico blues), Eric Clapton, The Yardbirds, Cream, Traffic, Stones, Keef Hartley, Brian Auger, Savoy Brown, 9 Below Zero, Bad Company, The Animals, Them, Spencer Davis Group, Small Faces, Tom Jones, The Who, Deep Purple, Led Zeppelin, por citar los primeros que me vienen a la cabeza, pero no olvidemos que todos hacían música norteamericana.
¿Y con este disco y ese directo tan potente, no se puede atacar Europa?
El espectáculo que podemos dar creo que es digno de cualquier gran escenario y, más aún, si contamos con el refuerzo de los vientos y los coros. Así estuvimos este verano en el Jazzaldia de Donostia, donde actuamos en el escenario Heineken con un público entregado. Siempre nos ganamos al público porque tenemos un directo muy atractivo, pues, aparte de la calidad de los músicos, sabemos conectar muy bien con la audiencia.

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