MIKEL INSAUSTI
CRíTICA: «La mujer del chatarrero»

Gitanos de Tuzla abandonados a su suerte

Danis Tanovic no ha necesitado hablar del conflicto de los Balcanes para hacer su mejor y más veraz película hasta la fecha; le ha bastado con pegarse a la realidad más inmediata que se vive en la Bosnia actual. Precisamente lo que quiere denunciar es eso, que hoy en día se dan situaciones peores en contra de los derechos humanos que cuando el país estaba en guerra. Es un hecho constatable difícil de asimilar, pero que nos recuerda que la injusticia social no pasa necesariamente por el uso de las armas, toda vez que el poder establecido dispone de medios «pacíficos» o legales para dejar fuera del reparto a determinadas clases y etnias marginadas, como la constituida por el pueblo gitano.

El cineasta bosnio ha hecho una película incontestable, en la medida en que «La mujer del chatarrero» recrea tal cual un caso leído en la prensa. La clave reside en que son los propios protagonistas los que se interpretan a sí mismos, reviviendo ante la cámara todo el sufrimiento acumulado, que en las fechas del rodaje todavía no se había mitigado, tal como se puede apreciar en sus expresiones sinceras. El matrimonio se muestra tan natural como las propias hijas con sus juegos despreocupados, como si la cámara no estuviera ahí, y así lo dicen las niñas convencidas en la primera secuencia: «No tenemos que mirar a la cámara».

No creo que haya ningún intérprete profesional al que le moleste que a Nazif Mujic le concedieran en la Berlinale el premio al Mejor Actor, por la sencilla razón de que nadie en el mundo podría haber hecho mejor su papel, al igual que ocurre con su victimatoria esposa Senada Alimanovic.

El peregrinaje al hospital de Sarajevo de esta familia de gitanos de Tuzla, en el norte nevado de Bosnia, es un calvario. Las duras condiciones en las que malviven (la chatarra apenas les da para pagar el recibo de la luz o la gasolina del coche), se topan de frente con la insensibilidad de la Administración. Les obligan a pagar los costes médicos de una operación de urgencia por no disponer de tarjeta sanitaria, y con ello a una desesperada suplantación de identidad fraudulenta.