Natxo MATXIN
Los rojillos encajan otra goleada de escándalo

Abonados al calvario del Camp Nou

Un cuarto de hora es lo que les duró la consistencia a los de Javi Gracia, a partir de ahí el Barcelona fue una apisonadora, cuyo dominio fue ganando contundencia a raíz de que la escuadra navarra bajase todavía más los brazos pensando en los próximos compromisos.

BARCELONA 7

OSASUNA 0

Se le criticó mucho en su momento a José Luis Mendilibar sobre los planteamientos que ponía en práctica en los campos de los grandes y las goleadas que encajaba, pero después de lo que se vio ayer en el Camp Nou, el problema parece que no va a estar tanto en el banquillo como en la actitud de los que pisan el césped. Está claro que, por presupuesto y jugadores, el Barcelona tiene la obligación de ganar siempre a Osasuna, pero los rojillos no pueden seguir dejándose humillar cada vez que visitan el feudo azulgrana.

Porque una cosa es no tener opciones de ganar y otra bien diferente regresar a Iruñea trasquilado por tercera vez consecutiva, algo que ya no se puede atribuir a la casualidad. Quitando a Lotiés y Raoul Loé, el partido que firmó la escuadra navarra en el apartado defensivo fue bastante lamentable, permitiendo posiciones muy plácidas para los anfitriones en los metros finales, unos regalos que futbolistas con tanta calidad no tienen por costumbre despreciar, máxime necesitados como estaban de agradar a su afición tras venir de perder en Valladolid y anteriormente en Donostia.

De un tiempo a esta parte, le viene sucediendo al cuadro rojillo que lleva muy mal encajar gol primero. No es extraño, por tanto, que todavía esté por protagonizar una remontada en lo que se lleva de temporada, una misión imposible frente a un rival como el Barcelona. En el Camp Nou volvió a suceder, fue recibir el 1-0 y el equipo se vino abajo con estrépito.

Mucho se había hablado entre semana de que las exiguas opciones en el encuentro pivotaban por ser exquisitos en la faceta destructora y muy eficaces en las pocas ocasiones ofensivas que se iban a presentar. Pues ni lo uno ni lo otro. Sabido es que Osasuna no representa a un conjunto eficaz de cara al gol, pero sí que se puede esperar un bloque mucho más contundente, batallador y que se lo ponga complicado al rival.

Lejos de eso, los de Gracia fueron ayer un grupo con fisuras y vías de agua por doquier, de manera especial en sus costados. Cierto es que ni Oier ni Damià firmaron el partido de su vida y que enfrente tenían unos pares de difícil contención, pero su trabajo se vio seriamente multiplicado por la poca ayuda de que dispusieron. Cejudo y Armenteros dieron la sensación de estar en el feudo blaugrana más para lucimiento personal que para ayudar al objetivo común, situación de la que sacaron importante provecho Alves y Jordi Alba.

Porque de las botas de los dos laterales culés llegaron buena parte de sus mejores lances. Las subidas de ambos dejaron en franca desventaja a sus homólogos rojillos, intentando realizar la labor de apagafuegos tanto Silva como Raoul Loé, lo que venía en detrimento del marcaje de los hombres creativos del Barça, caso de Xavi e Iniesta.

Con las alas desguarnecidas y las inmediaciones del área en manos de los dos campeones del mundo, aquello solo podía terminar en tragedia y reedición de un nuevo calvario, como más tarde acabaría por suceder. Con tanta facilidad, no es de extrañar que los del Tata Martino firmasen su mejor primera parte en lo que va de la presente temporada y, sin forzar la máquina, culminasen una segunda con más goles y espectáculo para sus incondicionales.

Un cuarto de hora esperanzador

Lo más triste es que hasta el 1-0, que partió de otro fallo atrás al calcular mal la marca sobre Pedro, Osasuna no solo había aguantado bien al Barcelona, sino que incluso llegó con cierto criterio a sus dominios, con unchutazo de Armenteros -Oriol Riera marcó en el rechace, pero estaba en claro fuera de juego- y sendos corners como máximos exponentes de las intenciones de plantar cara a los locales.

Fue lo más destacable y lo único, un primer cuarto de hora esperanzador, que acabó en espejismo y varapalo total a medida que fueron transcurriendo los minutos. A nadie se le escapa que, ilusiones aparte, sacar algo positivo de escenarios como el Camp Nou resulta harto complicado, pero de ahí a rozar el ridículo hay un abismo. Gracia tiene una tarea importante a lo largo de la semana en la recuperación anímica de sus hombres ante el importante compromiso que les espera frente al Sevilla una vez más.

Javi Gracia: «No queremos que este resultado nos debilite de cara al próximo partido»

El técnico rojillo, Javi Gracia, no quiso que la goleada encajada pueda afectar a los inminentes compromisos deportivos que les esperan a los suyos, de ahí que sus declaraciones posteriores al partido se centrasen más en destacar las cualidades del contrario que en hacer leña de los numerosos errores cometidos por sus pupilos a partir del primer cuarto de hora de encuentro.

«Hemos intentado hacerlo lo mejor posible y no queremos que este resultado nos debilite de cara al próximo partido. Al final se hacen cosas mal porque el rival demuestra su superioridad. Nosotros queríamos hacernos más fuertes por dentro y aprovechar más presencia arriba, eso se ha reducido todo a un cuarto de hora», explicó el preparador iruindarra.

En esa misma línea, destacó que su equipo saltó al campo «con buena actitud», sin renunciar al ataque, pero que el Barcelona impuso su «superioridad física, técnica y táctica», no sin reconocer que «en la segunda parte he querido dar más solidez, pero con el equipo cansado han aprovechado cualquier resquicio para seguir atacando».

El preparador culé, Tata Martino, se mostró satisfecho con el rendimiento de sus hombres, especialmente en el aspecto ofensivo: «Entiendo que siempre que el equipo se encuentra y tiene buenas sensaciones en ataque, siempre es bienvenido y mucho más en un momento crucial como el actual».

«Si hay alguien que nos quiera descartar, que no cuente con nosotros -amplió respecto a su lucha por el título liguero-, pero no nos podemos dejar llevar por la goleada de hoy (por ayer), hicimos lo que debíamos». N.M.