Alberto Contador subió ayer en la Tirreno Adriático a lo más alto del podio de una prueba por etapas por vez primera desde su triunfo en la Vuelta de 2012. Además lo hizo con la sensación de ser el más fuerte, cosa que no sucedió en su última grande, en la que Joaquim Rodríguez fue superior y solo su error y la ambición del madrileño le derrotó.

La exhibición del líder del Tinkoff Saxo en la etapa reina de la Tirreno tiene mucho más mérito que el ataque que le hizo ganar la Vuelta camino de Fuente De porque entonces contó con todo tipo de ayudas por delante. El domingo atacó en la subida de Lanciano y nadie le dio un relevo hasta la llegada.

Contador estuvo acompañado en el podio final por el segundo del último Tour, Nairo Quintana, y por su compañero Roman Kreuziger. Los dos aguantaron sus plazas en una crono en la que Adriano Malori dio la décima victoria de la temporada al Movistar. El italiano, que ya había ganado en su debut de esta temporada la crono del Tour de San Luis, superó a los mejores especialistas como Cancellara, Wiggins y Tony Martin. Malori citó los nombres de esos tres para considerar la de ayer como «la mejor victoria de mi vida».

Mikel Nieve no pudo mantener la sexta plaza en la general y quedó relegado a la décima, perdió dos por tres segundos. El de Leitza nunca había comenzado tan fuerte la temporada y llegará a la Euskal Herriko Itzulia con opciones de hacer una buena clasificación general antes de ponerse al servicio de Chris Froome en el Tour.