El equilibrio mutuo de méritos y errores lleva al lógico empate
Osasuna y Real igualaron a casi todo: puntos, goles, ocasiones y dominio alterno. La primera parte fue de tinte txuri urdin y la segunda, rojillo. El empate no impide que los de Javi Gracia entren en descenso, mientras que los de Arrasate igualan al Sevilla y recortan al Athletic.

OSASUNA 1
REAL SOCIEDAD 1
El empate cosechado entre Osasuna y Real no dejó contentos ni a unos ni a otros, pero puede que a final de temporada ese punto se mire con diferentes ojos. De momento, a los rojillos no les sirvió para eludir el descenso, en el que cayeron tras la victoria matinal del Valladolid y la vespertina del Getafe en Mestalla, ni a los txuri urdines para recortar toda la distancia que hubiesen querido respecto a la cuarta plaza.
De lo que no cabe duda es de que la igualada se antojó bastante justa a la vista de los merecimientos y deméritos de ambas escuadras, que se los repar- tieron a partes iguales en función del periodo de juego disputado. Los de Jagoba Arrasate llevaron la batuta en la primera parte, con velocidad y precisión, pero les faltó acierto para cerrar el choque, mientras que los anfitriones se recompusieron en la segunda, tirando de corazón y raza hasta casi conseguir hacerse con la victoria.
Con la lección bien aprendida, la Real, aunque no tan arriba como lo hizo en el otro derbi el Athletic, taponó cualquier vía de salida local con cierto criterio -léase Silva-, dejando esa tarea a los centrales rojillos, con todo el riesgo que ello conllevaba. La escuadra guipuzcoana no se limitó a ceder tal responsabilidad a la zaga navarra, todo un manojo de nervios durante gran parte del encuentro, sino que le buscó la espalda una y otra vez, especialmente el incisivo Vela.
Sin haberse cumplido el minuto de juego, el mexicano ya había testeado las prestaciones de un ayer desconocido Arribas, descubriendo que por ahí había un filón. Le bastaron otros siete para transformar esa apreciación en algo material, cuando el fallo al intentar despejar Lotiés dejó un pasillo al que el delantero no le hizo ascos para servir el gol en bandeja a Chory Castro.
Consciente de que todavía no ha remontado ningún partido en lo que va de temporada, a Osasuna le costó mucho asimilar el mazazo, sabedor además de que la coyuntura se le ponía francamente favorable para un oponente a cuyas características le viene como anillo al dedo ponerse por delante en el electrónico. Pero como ha venido ocurriendo a lo largo de las últimas jornadas, la Real no supo rematar la faena y dejó vivos a los locales, pese a que Agirretxe la tuvo en un cabezazo a la base del poste (m.26) que sacó Andrés Fernández en la mejor parada de todo el envite.
Maniatados en el medio campo y con serios problemas atrás, los de Javi Gracia se encomendaban al juego aéreo en lances de estrategia. Ahí, Oriol Riera se adueñó del área txuri urdin conectando hasta tres cabezazos sin dirección adecuada entre los minutos 25 y 33. La Real no tomó buena nota de ello y permitió un cuarto en la segunda parte que le salió muy caro.
Casi triunfó el corazón
Y es que el paso por vestuarios generó un cambio drástico en la dinámica de ambas escuadras. Bien es verdad que Zurutuza tuvo en sus botas el 0-2 apenas iniciada la reanudación e Iñigo Martínez sorprendió con un largo despeje bombeado que escupió el larguero de un sobrepasado Andrés Fernández, pero a partir de ahí se hizo dueño y señor del terreno de juego. Sin nada que perder, y más guiados por el corazón que por la cabeza, los futbolistas se emplearon a fondo en la tarea de conseguir primero el empate y luego la remontada, algo que estuvieron en un tris de llevarlo a cabo.
Protagonizando una doble ocasión, pero especialmente en la segunda, Roberto Torres, plantado solo ante Claudio Bravo, pudo ya igualar en el 55, pero debieron pasarle por su cabeza tantas posibilidades de remate que acabó dándole de la peor forma posible. Fue la antesala, en cualquier caso, del empate final, pues cuatro minutos después, Oriol Riera sí que conectó un testarazo imparable para el meta chileno.
Un centro chut de Silva en el 70 que el cancerbero txuri urdin sacó no sin ciertos apuros y un lanzamiento de Lobato en el descuento cortocircuitado por el cuerpo de Iñigo Martínez pudieron dar lugar al revolcón, pero todo acabó en tablas. A estas alturas de temporada, sumar, aunque solo sea un punto, tiene más relevancia de la que ayer se le pudo dar.

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