GARA
Ambos triunfos han sido, además, por un ajustado 1-0

Dos victorias en siete partidos denotan cansancio

Ante el Madrid, al que no gana en 13 duelos consecutivos, no era el día propicio, pero lo debe ser en Vigo.

Es cierto que la visita de un Real Madrid jugándose la Liga no era la oportunidad propicia para los de Jagoba Arrasate cara a revertir negativas rachas, y es que la Real suma ya trece partidos sin ganar a los merengues en la competición doméstica; la última vez fue el 10 de enero de 2004, gracias a un solitario gol de Valeri Karpin. Los donostiarras llegaron a encadenar 35 partidos sin ganar a los blancos entre 1957 y 1977, así que tiene aun mucho margen para no ahondar en una dinámica tan mala.

Decíamos que no era el partido ideal para voltear la irregular situación de la Real, pero tampoco se puede ocultar un dato que resulta demoledor a estas alturas de campaña y que da fe del bajón que atraviesan los guipuzcoanos. La Real Sociedad solo ha ganado dos de sus últimos siete partidos ligueros, ambos en Anoeta, y ambos por el ajustado marcador de 1-0. ¿Cansancio? Parece evidente.

La temporada se le está haciendo larga a los txuriurdin, se vio sin ir más lejos en la segunda mitad ante Osasuna en El Sadar. El sábado, ante el Madrid, fue el segundo gol blanco el que cercenó de raíz las aspiraciones realistas, pero en anteriores encuentros los de Arrasate no han conseguido mantener el nivel físico y quizá mental durante los noventa minutos. La carga de una dura temporada está haciendo mella cuando los donostiarras se jugaban volver a soñar con la Champions. Es verdad que su caminar para repetir objetivo europeo se parecía mucho a una goma que se estira y encoge, y lo que hoy es un casi adiós a puestos europeos, mañana es un hola, y eso se refleja en las declaraciones de los propios futbolistas, cuyos objetivos parecen cambiar cada semana.

Tiene toda la pinta de que a la Real estos seis últimos partidos se le pueden hacer largos, seguramente como al resto de equipos que pugnan por sus mismos fines. Pero sea cual sea el final, no cabe duda de que la temporada será exitosa y no solo por volver a meterse en Europa, sino por lo que el club y su plantilla habrán aprendido de ella, para lo bueno y lo malo.

Dos victorias en siete encuentros no es para echar cohetes y Vigo debe ser un buen lugar para revertirlo; los gallegos se juegan la permanencia, pero la Real pone en juego su imagen.