IBILIZ IBILI | Marko SIERRA

Xoldokogaina, mirador del Txingudi. Mitos y leyendas de ayer y de hoy

Un día me dijo un amigo, que me llevaría al monte, que me enseñaría sus caminos y senderos y todo lo que sabía del lugar. Siempre era yo quien le llevaba y ya era hora de que me devolviera alguna excursión. Pasaron muchas noches y muchos días, hasta que una víspera me llamó, para anunciarme la buena nueva: Xoldokogaina, acompañado de muchas mujeres, senderistas todas ellas, del Bajo Bidasoa, para más señas. ¡Júntense las aguas de debajo de los cielos en un lugar y descúbrase lo seco! (Pensé...).

Aquella mañana él nos contó esa leyenda, según la cual Dunbo luzea y Dunbo Zabala (islotes de Hendaia) son peñascos lanzados por gentiles desde Aiako Harria. (La versión labortana, se inclina por Xoldoko gaina). ¡Mira que me gustan las leyendas, pero cuando éstas chocan con la geología y con una falla...va a ser que no! (Le contesté).

La Naturaleza dictó hace muchos millones de años una frontera natural cercana a la aduana de Behobia pero «diametralmente opuesta» a la actual, y que salta el Bidasoa, sin pagar peaje ni enseñar identidad. Le llaman la «Falla de Hendaia», se introduce con «naturalidad» por Gipuzkoa y separa el macizo paleozoico de Aiako Harria (y su borde triásico de Xoldokogaina) al S de la autopista, y el cretácico más costero al N de ella. Vamos, que los peñascos de Aiako Harria, Xoldokogaina y Dunboa, son muy distintos.

Xoldokogaina y Kalbariomendi

Partimos de Biriatu. Aquí, todo es coqueto. Su iglesia, su frontón... Atravesar diagonalmente éste, y seguir la GR-10, permite salir del callejero, contemplar el Bidasoa, obviar el primer cruce y advertir en el segundo un giro a la derecha. En ligero ascenso, por la vía principal primero, y el empedrado posterior a derecha, situados junto a un estropeado cartel GR-10, tomamos a la izda, pasando por un depósito primero y una valla después, entre el arbolado. El avistamiento de un poste de alta tensión es la antesala de un nuevo cruce, donde tomamos a derecha que nos lleva a otro, junto a una pista más ancha que debemos recorrer. Si bien hay marcas roja y blanca una y solo naranja la otra que invitan el giro a la izda, nosotros lo haremos a la derecha. (0.20h).

Así tendremos a derecha, el Bidasoa debajo, la carretera que se adentra por el valle después, mientras que al fondo, asoma un pequeño diente de sierra, correspondiente a Aiako Harria. Avanzando por el flanqueo, aparece al fondo Mendaur, mientras damos la espalda a la conurbación de Txingudi. Esta pista serpenteante, en ocasiones parece adentrarse en la montaña junto a los pequeños cauces, donde numerosos sauces son dueños de la montaña, y en ocasiones parece alejarse de ella en los resaltes, donde blancos abedules colonizan la montaña. Entre ellos, pequeños bosquetes de robles y diminutos acebos hacen la delicia de la senderista, que ve cómo esta pista, también alegra la vista. En uno de los robles, están las marcas de la GR con giro a izda. (1.00h).

El giro haremos, pero no por su pista ancha, sino por el camino estrecho, que recibe la llegada de Mugazainen bidexka, lo que nos convierte en mugalaris «oficiales» y testigos de su vocación natural, que no es otra, que separar Xoldokogaina y el vecino Manttalen, para lo cual pasa bajo haritzas (con hojas) y ametzas (sin hojas en estas fechas), y una pequeña erreka. Aquí la lamia nos dice que las dos opciones son válidas. Izquierda y derecha. La primera, por camino con piedras sueltas finaliza en curva, y tras unos pocos metros monte a través, llega a la pista ancha y al collado. La segunda, tras una revuelta y más «oficial», alcanza el mismo collado (Pitara), fuera del bosque (1.15h).

Dicho collado ofrece varias opciones. A derecha en ascenso, se presenta Fagalegi y en mayúsculas MANTTALE; en ligero descenso, el embalse de Ibardin; y a la izquierda, opción elegida, un camino ancho que se adentra en un incipiente acebedal (gorostidi) y bella promesa de la naturaleza. En ligero pero continuo ascenso, llegamos a Osingo Lepoa, collado secundario y último escalón, en esta nuestra ascensión. Tomando la diagonal que se nos dibuja delante, entre matorrales y posterior giro a la izda, encontraremos el punto culminante de Xoldokogaina, separado unos metros. (1.35h).

Dice otra leyenda urbana actual que «Xoldokogaina es la primera montaña del Pirineo empezando por el Oeste y que la cadena arranca en la ensenada que separa Hondarribia y Hendaia». De la misma geología y mismo origen es Adarra (y más al Oeste), lo que me lleva a la conclusión de que existe una obsesión por llevar a Txingudi el inicio del Pirineo. Algunos incluso en la búsqueda de encontrar paralelismos con el Cap de Creus catalán, lo sitúan en el Cabo de Higer. Xoldokogaina no engaña, y enseña, que si algo es Higer, es el inicio visible de la formación Jaizkibel, la cual se alarga hasta el Flysch de Zumaia. La discusión sobre el tema continúa, aunque tiene su fin en la «anomalía magnética nº 13», a unos 1000km al Oeste de Galicia. Nadie lleva más allá al Pirineo.

Descendiendo por el NWN, y posterior giro a derecha y doble a izda, por camino herbáceo y luego con piedra, llegamos al collado límite entre Xoldokogaina y la colina descolgada de Kalbarioa, y aprovechado para tender y colocar el tendido eléctrico. Sus vibraciones nos alejan, dirigiendo nuestra andada a la búsqueda del Kalbarioa que encontramos (2.15h) por sus 2 opciones. Desde su ermita, el rosario de camiones que vemos debajo en la autopista llama la atención. Dice mi amigo que el amanecer y el atardecer aquí es espectacular. Esto ya no es, ni mito ni leyenda. Descendemos por el W y buscando las construcciones de Larretxekoborda, su primera antena manda señal a la izda que nos lleva a un estrecho camino. En él giramos a su izda, atravesando la erreka, muga entre la colina y la montaña y perdiendo poca altura, alcanzamos el primer tendido eléctrico (2.50h), avistado al principio, lo que hace deshacer el recorrido iniciado y así terminarlo (3.00h). A mi amigo, Patxi Xabier... ¿Y ellas dónde están?