Indiana Pacers se ha tomado esta campaña muy en serio el terminar por delante de los Miami Heat para así disponer del factor cancha en un posible enfrentamiento. Sin embargo, llegada la postemporada, el conjunto que dirige Frank Vogel se ha mostrado muy frágil en su pista, perdiendo tanto ante Atlanta como frente a Washington el primer partido de sus anteriores series. En el arranque de la final de la Conferencia Este, empero, la historia no se repitió, y los Pacers hicieron valer su condición de locales para batir a los Miami Heat.

Los problemas internos de su plantel han erosionado la fortaleza que exhibieron los Pacers en el arranque de la campaña, pero ante Miami aparcaron esas diferencias y mostraron un buen juego de equipo. El 107-96 no hace justicia al dominio de un Indiana que llegó a rozar la veintena de puntos en la recta final. LeBron James, con 25 puntos y 10 rebotes, y Dwayne Wade con 27 tantos, no fueron suficientes frente al compacto equipo rival. La tercera pata del Big Three de los vigentes campeones, Chris Bosh, flaqueó en exceso. El ex de Toronto se quedó en unos tristes 9 tantos -0 de 5 en triples- y 2 rebotes, imposible de compensar pese a que Chris Birdman Andersen sorprendiera con 14 tantos saliendo del banquillo, más los 12 de Ray Allen. Enfrente se las vieron con unos Pacers cuyo quinteto titular llegó a los 15 puntos de mínimo -George Hill, por 24 de Paul George, máximo anotador-, más los 11 del reserva CJ Watson.

El toro por los cuernos

Sin dudas ni titubeos, los Pacers agarraron el toro por los cuernos desde el salto inicial. Esa agresividad les valió para obtener un buen número de faltas a su favor, algo que aprovecharon convirtiendo muchos más tiros libres que los Heat -29 de 37 para Indiana; 10 de 15 para Miami-. Asimismo, también acabaron por llevarse la pelea del rebote -38 a 29-.

«Es un buen comienzo de la serie, pero solo es un buen comienzo. Debemos volver y hacer un segundo partido fuerte», advertía tras el partido el preparador local Frank Vogel. El choque llegaba con 55-45 al descanso, una ventaja que no daba tranquilidad a los Pacers, pero tampoco a los Heat, que a diferencia de en su ronda frente a Brooklyn, no pudieron explicar su derrota como fruto de un chaparrón de aciertos rival. Simple y llanamente, Indiana fue un equipo más duro, que de a poco adquiría más y más ventaja, mientras que Miami lo intentaba, pero se descubría inferior. A este respecto, el técnico de la franquicia de Florida, Eric Spoelstra, era rotundo: «Nuestra disposición general tiene que ser mucho más fuerte, no hay duda de eso», sentenció.

«Este era el partido que necesitábamos, no podíamos dejar que se fuera», replicaba la estrella del partido, Paul George, con 24 puntos y 7 asistencias. Aparte de las prestaciones de George, los locales lograron la escapada definitiva en el tercer cuarto, merced a unos buenos minutos de Hibbert y David West.

Tras llegar al último período con 83-70 en el luminoso, Flash Wade quiso ejercer de reculsivo de los Beach Boys, pero Indiana se había aprendido la lección de maravilla y no dejó lugar para que Miami se llevara el partido.

En cualquier caso, al preparador Erik Vogel le costó mucho dar descanso a sus titulares. Pese a consolidar su ventaja por encima de la decena, el técnico de los Pacers no lo vio claro hasta última hora, y por eso ya hay quien se pregunta si el quinteto titular de Indiana será capaz de aguantar el ritmo impuesto en el primer partido de la serie.