Ainara Lertxundi
Kazetaria
TXOKOTIK

A cinco años de la «victoria» cingalesa

En enero de 2009, al poco de comenzar la ofensiva terrestre, aérea y marítima contra los tamiles, la Cruz Roja Internacional alertaba de una masiva crisis humanitaria, ya que al menos 250.000 civiles se encontraban atrapados en la zona en la que se registraban los combates sin posibilidad de huir. Para ese momento, los servicios sanitarios de la región de Vanni estaban desbordados por la llegada de «cientos de cadáveres y de numerosos heridos». La ofensiva militar duraría todavía cinco meses más, oficialmente hasta el 18 de mayo. Posiblemente, nunca se habrá cuántas personas murieron en esos cinco meses, pero según cálculos de la ONU, solo en las últimas semanas hubo 40.000 fallecidos, la mayoría de ellos civiles. Cinco años después, los tamiles siguen arrastrando los traumas de una guerra cruenta en medio de una absoluta impunidad. El presidente cingalés, Mahinda Rajapaksa, no solo niega la comisión de crímenes de guerra, corroborados por múltiples organismos internacionales, entre ellos la propia ONU y por irrefutables imágenes de satélite que, en su día, pusieron en evidencia los bombardeos sobre áreas civiles, sino que en la conmemoración el domingo del Día de la Victoria arremetió contra los gobiernos que simplemente se han hecho eco de estas denuncias.

En marzo pasado, el abogado sudafricano Yasmin Sooka presentó el informe «Una guerra inacabada. Tortura y violencia sexual en Sri Lanka 2009-2014». Entre sus principales conclusiones, destacó que, paradójicamente, desde que el Gobierno declaró el fin de la guerra han aumentado los casos de violaciones, desapariciones forzadas, secuestros y tortura de tamiles. Muchas de las mujeres que quedaron viudas durante la contienda han sufrido abusos sexuales por parte de los soldados que se han apoderado de sus tierras. En medio de una asfixiante militarización, muchas de estas mujeres se han visto obligadas a mantener relaciones con los soldados a cambio de comida o ropa para sus hijos huérfanos. Porque únicamente ellos tienen el dinero y el poder que ellas no tienen y que jamás tendrán mientras prosiga la impunidad.