Oxímoron y pensamiento crítico
Fue Jorge Luis Borges uno de los autores más destacados de la literatura del siglo XX y su obra se considera eje fundamental en la historia reciente del pensamiento universal. Dijo Borges: «La belleza es ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica». Resulta imposible descodificar la belleza y domarla con palabras, pero también estas últimas se someten al axioma inicial del argentino, que tenía su propia lista de voces especialmente bellas: sándalo, penumbra, jacarandá, sombra, cristal, hexámetro, ámbar, runa, anhelar, arena. Para otro gran ilustre de la literatura, Camilo José Cela, la lista era esta otra: madre, sangre, fuente, simiente, rosa, moza, cielo, vuelo, ave, aire. No coincide ni una sola.
Yo también tengo mi lista de palabras, y puede que algún día la haga pública. Pero les adelanto una: «oxímoron». Un oxímoron es una figura literaria que consiste en usar dos conceptos de significado opuesto en una sola expresión y que, a su vez, genera un tercero. Los profesores, cuando se lo cuentan a sus alumnos, suelen utilizar un ejemplo a la vez poético y gráfico: «instante eterno». Desde el punto de vista etimológico, es un neologismo del siglo XVIII compuesto por los lexemas griegos «oxys» (agudo, punzante) y «morós» (romo, tonto). Por lo tanto, el oxímoron es, en sí mismo, un oxímoron.
La propia naturaleza del ser humano hace del oxímoron un elemento habitual en nuestro léxico cotidiano. A veces, pasan desapercibidos y no tienen trasfondo aparente: «actuar con naturalidad». Otros tienen un objetivo básicamente lúdico: «aduaneros sin fronteras» o «gracias a Dios, soy ateo». Y, a lo que íbamos, hay otros que encierran en sus entrañas una densa carga de pensamiento crítico, perlas negras para la reflexión colectiva: «inteligencia militar», «arte taurino», «vida laboral», «políticamente correcto», «capital riesgo», «Unión Europea», «fuerza de paz», «drogas blandas», «ciencias económicas», «cómodos plazos», «cultura de masas», «déficit cero», «libertad condicional», «libre mercado»... Dejo para el final uno muy de moda en España: «monarquía parlamentaria».

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